En África, la gente valora mucho ciertas tradiciones que son parte de su herencia cultural. Una de esas tradiciones es reunirse todos los miembros de una aldea debajo del “árbol de las palabras” para transmitir la sabiduría africana de una generación a otra. Durante siglos estas reuniones han sido una excelente forma de promover el desarrollo de cada aldea. Sin embargo, otras tradiciones y creencias continúan sometiendo a un gran número de personas a la esclavitud de la superstición. Una de estas supersticiones es la creencia de que las señales de mala suerte anuncian la llegada de sucesos tristes, tal como una muerte o accidente.
Ahora entiendo que estas creencias son una especie de malapráctica mental pública e ignorante. Mary Baker Eddy, quien descubrió la Ciencia Cristiana, describe la malapráctica mental de la siguiente manera: “Argumentar mentalmente en una forma que afecte desastrosamente la felicidad del prójimo —perjudicarlo moral, física o espiritualmente...” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 31).
En mi país, mucha gente atribuye a ciertos animales poder para traer mala suerte. Pero en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, encontré esta declaración: “El mal no tiene realidad. No es ni persona, lugar, ni cosa, sino que es simplemente una creencia, una ilusión del sentido material” (pág. 71). Y en la Biblia en Génesis dice: “Vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (1:31). Cada criatura de Dios es perfecta, y su existencia glorifica a Dios porque es Su idea. Lo que necesitamos hacer es ver la creación como Dios la ve. Al tener la idea correcta de lo que nos rodea, podemos discernir el bien en todas partes, y esta visión correcta de la realidad nos libera de las creencias falsas y de sus efectos.
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