En este podcast de Sentinel Watch, originalmente grabado en inglés y luego adaptado para imprenta, Rita Polatin habla con Mark Unger, un practicista de la Ciencia Cristiana de Boise, Idaho, quien comparte sus discernimientos espirituales sobre el tema.
Rita: En los últimos dos años hemos visto un número récord de personas que solicitan el subsidio de desempleo debido a la pandemia, y aunque ha habido alguna mejora, muchas personas todavía no tienen los fondos necesarios para satisfacer todas sus necesidades. Entonces, quiero comenzar preguntándote: ¿Qué has encontrado en tu estudio y práctica de la Ciencia Cristiana que ayudaría a resolver la situación?
Mark: En primer lugar, me solidarizo con todos los que están luchando, pero, como con todo en nuestras vidas, parece que básicamente tenemos dos opciones en cuanto a cómo abordamos nuestros problemas, cómo los resolvemos. Una opción es tratar de lidiar con las cosas desde un enfoque material y limitado. Y con este enfoque, dependemos de nosotros mismos, de nuestra propia inteligencia y recursos limitados, y estamos restringidos respecto a las ideas u opciones que se nos puedan ocurrir; y esto puede ser muy estresante y no muy exitoso. Así que la otra opción, que he encontrado que es una forma mucho mejor y siempre acertada de resolver las cosas, es el enfoque espiritual: recurrir al creador del universo, al creador de nuestras vidas, para descubrir lo que este creador que llamamos Dios está haciendo por nosotros y en realidad ya ha hecho por nosotros.
Toda la abundancia de la bondad de Dios que satisface cada necesidad humana está al alcance de la mano si estamos dispuestos a mirar más allá de nosotros mismos hacia nuestro creador. Nuestro creador tiene ideas ilimitadas para nosotros sobre cómo salir adelante en cualquier situación, cómo encontrar abundante bien, abundante provisión de lo que sea necesario. Y eso me hace pensar en un proverbio, parte de la Literatura de la sabiduría en la Biblia, que dice: “Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas” (Proverbios 3:5, 6, LBLA).
Con la primera opción, realmente terminamos tratando de jugar a ser Dios, en lugar de dejar que Dios sea Dios para nosotros. Después de todo, Él nos creó y continúa cuidando de Su creación.
Es obvio que cuando tratamos de resolver todo por nuestra cuenta, es difícil. Como dices, somos nosotros tratando de ser el creador o Dios. Entonces, ¿cómo hacemos para dejar que Dios sea Dios?
He descubierto que la Biblia puede ayudarnos con eso. La Biblia está llena de ejemplos de personas que recurren a Dios en situaciones desesperadas y son atendidas de maneras que van más allá de una forma meramente humana de pensar sobre las cosas. Y me encanta la forma en que Jesús inició su ministerio de tres años. Según el Evangelio de Mateo, lo primero que comenzó a predicar fue: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (4:17).
Creo que él estaba diciendo que el reino de los cielos está realmente aquí, pero para verlo, para experimentarlo, necesitas arrepentirte. Y la palabra griega para “arrepentirse”, metanoeó, significa cambiar de opinión para mejor. Así que creo que él estaba diciendo: Si quieres ver este reino —que Dios está aquí mismo ocupándose de todo— necesitas cambiar de opinión para mejor. Por lo tanto, podemos cambiar de opinión y recurrir a Dios y Su universo espiritual.
Dios, como nos enseña la Biblia, es Espíritu. Por lo tanto, puesto que somos creados por Dios, somos espirituales. Y entonces, lo que esto nos dice en términos de este problema financiero, este problema económico, es que hay una economía divina, la economía de Dios, que es abundante. Hay suficiente para todos.
Para nuestra visión limitada, solo hay una economía humana que fluctúa por cualquier razón: por una pandemia, por cambios en las leyes, por cambios de líderes. En cierto modo, la economía humana puede estar errática. No obstante, allí mismo al alcance de la mano está este reino de los cielos. Existe esta economía divina y estable en la que Dios da a Sus hijos todo lo que necesitan a cada momento. Pero como dijo Jesús, necesitamos arrepentirnos. Necesitamos cambiar la forma en que pensamos para apreciar esta perspectiva espiritual.
Parte de ese cambio consiste en comprender que somos creaciones espirituales de Dios. Como nos dice el Génesis en la Biblia, estamos hechos a la imagen y semejanza de Dios (véase Génesis 1:26, 27). Así que tenemos todo lo que Él da.
De hecho, eso me hace pensar en una reminiscencia, en el libro We Knew Mary Baker Eddy, Expanded Edition, Vol. 1, de una mujer que compartió lo que Mary Baker Eddy dijo sobre un momento en que necesitaba dinero, cuando comenzó este movimiento mundial de la Ciencia Cristiana en la década de 1800.
La mujer escribió lo siguiente con respecto a la Sra. Eddy: “Recuerdo que ella dijo: ‘Cuando establecí esta Causa, necesitaba dinero, pero ahora he aprendido que Dios está conmigo, que Él me da todo, y nada me puede faltar’. Un poco más adelante, ella [la Sra. Eddy] agregó, según recuerdo: ‘Cuando te paras frente a un espejo y miras tu reflejo, es lo mismo que el original. Ahora bien, tú eres el reflejo de Dios. Si Sus manos están llenas, tus manos están llenas, si tú Lo reflejas. No puedes conocer la escasez. Ahora he aprendido que Él ciertamente nos da todo” (pág. 296).
Y debo decir que ahora también he aprendido que Él ciertamente nos da todo y más aún.
¿Puedes compartir alguna experiencia que hayas tenido donde realmente viste que Dios te dio lo que necesitabas?
En realidad, podría hablar todo el día sobre experiencias en las que me volví a Dios y encontré soluciones que estaban mucho más allá de lo que podría haber imaginado. Estoy pensando en una que realmente creo que ilustra la diferencia entre la voluntad humana y la planificación humana y recurrir a Dios para hacer Su voluntad y ver Su plan. Y considero que esta experiencia en particular también ilustra cómo funciona a medida que comenzamos a avanzar por este camino de descubrimiento espiritual y aprendemos a volvernos a Dios y depender de Él.
Puede que no siempre lo hagamos bien al primer intento, pero finalmente, podemos encontrar las soluciones que necesitamos y sentir las bendiciones que Dios nos da y aprender más sobre cómo recurrir a Él y cómo dejar de interponernos en el camino, que es lo que parece que hacemos con tanta frecuencia con la forma limitada de pensar y la voluntad humana. Debido a que Dios es el Amor infinito, Él siempre nos guiará como lo hace un pastor amoroso con sus ovejas.
Esta experiencia ocurrió hace muchos años. Mi esposa y yo vivíamos en el campo, y se nos ocurrió la idea de regresar a la ciudad porque sentíamos que podíamos ayudar a más personas. Así que parecía ser una idea impulsada por Dios. Pusimos nuestra casa en venta, y pasaron los meses y nada ocurría. Y así, después de muchos meses, ambos tuvimos que recurrir a Dios y decirle: “Bueno, teníamos la idea de mudarnos, pero nada parece estar sucediendo. ¿Qué es lo que necesitamos saber? ¿Qué ideas tienes Tú que nosotros tal vez no entendamos?” Y mientras orábamos, recordamos que, antes de decidir vender, habíamos planeado pintar la casa, poner algunas persianas en el exterior, etc. Y cuando decidimos venderla, no lo hicimos.
Y mientras orábamos por esto, pensamos: “¿Por qué no seguimos adelante con esta idea que teníamos de pintar la casa y bendecir a las personas que la compren, en lugar de pensar a la manera de una economía humana en la que parecemos tener una limitada cantidad?”. En ese momento, no teníamos mucho dinero, y pensamos que quizás debíamos postergar el plan.
Bueno, ese no es el enfoque correcto. Reitero, Dios es ilimitado. Se trata de bendecir. Se trata de dar. Se trata de hacer uso de un recurso ilimitado. Así que nos dimos cuenta de que necesitábamos avanzar y no simplemente detener el progreso de nuestras vidas, sino seguir avanzando con estas ideas que estábamos recibiendo. Así que seguimos adelante y pintamos la casa. Y fue fascinante, porque esta casa había estado en el mercado durante más de un año. Ahora bien, cuando pinté la última puerta, precisamente al día siguiente recibimos dos ofertas y aceptamos una. Fue realmente increíble.
Y esa no es toda la historia. La siguiente parte fue que íbamos a mudarnos a la ciudad. Así que ahora teníamos un par de meses para hacerlo. Aquí es donde aprendes tus lecciones, porque comencé con un poco de voluntad humana, y le dije a mi esposa: “Estaría feliz de vivir en el lado norte o en el lado sur de la ciudad, pero no quiero vivir en el valle”. Ella estaba de acuerdo con eso. Así que habíamos estado viendo casas, y debemos haber visitado cincuenta, lo cual es mucho. Y especialmente si Dios te está guiando, ¿por qué tendrías que ver tantas casas? No obstante, no habíamos encontrado nada.
Esto hizo que mi esposa y yo recurriéramos a Dios; y principalmente yo, porque era el que decía que solo quería vivir en el lado norte o sur. Y le pregunté a Dios: “¿Qué necesito saber?”. Y entendí claramente que yo había delineado todo esto. No lo dejaba en manos de Dios. Pensaba que yo sabía qué era lo mejor.
Y al orar ese día, me di cuenta de que necesitaba dejar todo y permitir que Dios me guiara, que Él nos pusiera en el mejor lugar para nosotros y confiar en eso. Estábamos hablando de cómo lo había hecho la gente en la Biblia, cómo lo hizo Jesús, cómo lo hicieron los profetas. Confiaban en Dios. Así que le dije a mi esposa: “¿Sabes qué? Me doy cuenta de que fue un error que yo delineara todo de esa manera y dijera que solo quiero vivir en ciertos lugares. Estoy dispuesto a vivir en cualquier lugar, en realidad, en cualquier ciudad, donde sea. Tenemos que dejarlo en manos de Dios”. Y, por supuesto, ella estuvo feliz con esa idea.
Fue increíble. Al día siguiente, una vez que me volví y me abrí a Dios, confiando en Él, mi padre me llamó y me contó sobre una experiencia muy interesante que había tenido. Se dirigía al centro, y para llegar al centro de la ciudad desde su casa debe ir en dirección sur, pero dijo: “Me encontré dirigiéndome hacia el norte y no podía entender por qué”. Mientras conducía por estas calles, pasó por un restaurante, y él mismo era dueño de un restaurante, por lo que conocía a la mayoría de los propietarios de la ciudad, y sabía que alguien acababa de comprar este restaurante. Y pensó: “Bueno, ya que paso por aquí, voy a detenerme y ver si está el dueño. Me gustaría conocerlo y charlar un poco con él”. Así lo hizo. Y me estaba llamando para decirme que el dueño de este restaurante también tenía una casa en venta en el valle, y ahora la habían sacado del mercado porque no podían venderla.
Entonces fuimos y vimos la propiedad al día siguiente. Y después de haber visitado esas cincuenta casas, nos habíamos formado esta imagen de cuál sería la casa perfecta para nosotros a esas alturas. Entramos en ella. Era la configuración perfecta, así que terminamos comprándola. Otro pequeño detalle fue que descubrimos que durante ese último año, los propietarios habían puesto una gran cantidad de dinero en esta casa e hicieron muchas mejoras, y eso fue durante el tiempo en que se nos ocurrió seguir adelante y continuar haciendo nuestras mejoras.
Dios estaba preparando esa casa para nosotros y estaba preparando nuestra casa para alguien más que compró la nuestra, y esa es la forma en que Dios obra. Siempre es con abundancia. Todo el mundo es bendecido. Reitero, es a esa economía divina e ilimitada a la que queremos recurrir desde una perspectiva espiritual: la de que el reino de los cielos —la armonía, la bondad, la abundancia— siempre está a la mano. Y eso me recuerda algo que dijo Jesús: “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Eso me hace pensar en algo que Mary Baker Eddy dijo en uno de sus escritos: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 307). Y lo que realmente me encanta es que dejaste de delinear y escuchaste, y las ideas llegaron. Y luego la cita continúa diciendo: “Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis, jamás dudando, tendréis en todo momento todo lo que necesitéis”. Así que las ideas siempre están ahí, y te detienes, te vuelves a Dios y escuchas.
Exactamente. Y esto me encanta, “... si esperáis, jamás dudando...”. Eso puede ser difícil. Pero nuevamente recurres a la Biblia. Tiene estas historias que nos inspiran a no dudar nunca. E incluso si nos equivocamos, con un poco de voluntad humana, tal vez un poco de egoísmo, un poco de limitación, Dios nos mostrará que simplemente necesitamos ver esto de una manera diferente: espiritualmente.
Dime algunas otras cosas que podrían interponerse en nuestro camino. Digamos que tal vez haya celos. Tal vez te des cuenta de que otras personas tienen cosas que tú quieres, o a veces incluso puedes sentir que quizá no eres lo suficientemente bueno, no mereces tener el bien. ¿Cuáles son algunas de las cosas que nos impiden ver esta vida abundante de la que habló Jesús, este bien que Dios nos da constantemente?
En primer lugar, sí merecemos todo el bien. ¿Por qué puedo decir eso? Porque eso tiene sentido debido a que todos somos en realidad los preciados hijos de Dios. Y si lo piensas, ¿no haríamos nosotros todo lo que pudiéramos por nuestros hijos? Bueno, Dios ama a Sus hijos al menos tanto como nosotros, y ciertamente, como he descubierto, más de lo que podría amar un padre humano. Estamos hablando de Dios. Él nos proporciona lo que necesitamos, cuando lo necesitamos. Debido a esto, podemos decir que merecemos todo lo bueno.
En cuanto a pensar en estar celoso o tener envidia de lo que alguien más tiene, insisto, esa es una forma muy limitada de ver las cosas. Jesús ciertamente no era rico según lo que el mundo define como riqueza; por ejemplo: tener muchas cosas materiales. No obstante, fue sin duda el hombre más rico que jamás haya existido en este planeta. Su relación con Dios era rica. Y considero que mi relación con Dios es una riqueza que nunca nadie podría quitarme. Sé que Él siempre estará aquí para apoyarme a mí y a todos, siempre se ocupará de cada necesidad con abundancia. Yo no podría estar celoso de alguien y sus riquezas.
En realidad, las riquezas materiales podrían desaparecer en un minuto. Ese tipo de riquezas mundanas pueden causar mucha miseria a la gente, como hemos visto una y otra vez. Pero, reitero, si miramos las cosas desde una perspectiva espiritual, nuestra relación con este Dios Todopoderoso y el consuelo que trae, la paz que trae, el contentamiento que trae, la satisfacción que trae, vemos que son inconmensurables y, además de todo eso, la abundancia del bien de Dios.
Para tomar la decisión espiritual de cómo ver las cosas, encontramos mucha inspiración y sabiduría acerca de este asunto en el libro bíblico de Primera a Timoteo: “Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores… Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” (6:6-11). Creo que eso es correcto.
Algo que he aprendido a lo largo de los años es que cada uno de nosotros tiene su propio bien único, porque para Dios somos únicos. De ese modo, a veces pensamos que solo hay un pastel y todo el mundo está tratando de obtener una rebanada del pastel. Pero he aprendido, en cierta manera, que todos tenemos nuestro propio pastel individual. Y lo que es bueno para otra persona no lo es particularmente para nosotros. Así que cuando comprendemos que lo que Dios nos está dando a cada uno de nosotros es exclusiva y directamente para nosotros como Su expresión única, entonces no quieres lo que otra persona tiene.
Así es, y eso es considerar esta economía divina, y así es como se establece la economía divina. En la economía de Dios, todos tienen abundancia. Dios no le quita a uno para darle al otro. Y creo que eso se ilustra en lo que compartí sobre la casa que encontramos. Ellos no podían vender la casa, y lo habían intentado durante meses. Aparentemente era nuestra casa. He vivido mi vida de esta manera, y ha sido tan maravilloso.
Cuando empezamos a entrar en esta idea de la competencia —solo hay cierta cantidad y tenemos que competir por ella— esa es una perspectiva muy humana y limitada de las cosas. Pero si comprendemos que si queremos un trabajo en particular, ya sea nuestro trabajo ahora mismo o no, es el trabajo de otra persona. No querríamos estar haciendo el trabajo de otra persona. Queremos nuestro trabajo, el trabajo que está exactamente diseñado para nosotros en este momento, para aprender lo que sea que necesitemos aprender, para estar en contacto con quien necesitemos estar en contacto y para poder compartir nuestros talentos y bendecir. Acabo de descubrir que ese es siempre el caso.
Cuando piensas en lo que está ocurriendo ahora, cuando hay tanta gente sin empleo, y parece que muchos lugares están cerrando y no reabriendo, y tanta gente está buscando el mismo tipo de trabajo, si tomamos esa decisión espiritual de saber que Dios es infinito y no depende de las circunstancias materiales, y está cien por ciento proporcionando propósito, alegría y provisión para cada uno de nosotros de manera exclusiva, individualmente, entonces, ¿posibilitará eso oportunidades para cada uno?
Así es; eso es lo que Jesús estaba enseñando. El reino de los cielos, la abundancia, está cerca. Está aquí. Pero tienes que cambiar tu forma de pensar. Y el problema es que, si miramos las noticias o la forma en que nos han educado, comienzas a cortar pedazos de un pastel, y no hay suficiente para todos. Pero Jesús vio por completo el concepto de la economía divina, la economía de Dios, donde hay abundancia, hay prosperidad. Y es lo que decías antes, se trata de ideas.
Piensa en cuando Jesús tenía con él a más de cinco mil personas (véase Mateo 14:15-21). Había estado predicando, y luego les dijo a sus discípulos que alimentaran a estas personas. Y los discípulos dijeron, esencialmente, “¿Cómo se le ocurre que vamos a hacer eso?” Y Jesús preguntó: “¿Qué tienen?”. Y respondieron: “Unos pocos peces y cinco hogazas de pan. ¿Cómo vamos a alimentar a cinco mil personas con esto?”. Pero Jesús comprendía que lo que bendice a uno bendice a todos. Mary Baker Eddy lo sacó a relucir en su libro, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, donde explica muy bien las enseñanzas de Jesús, y también deja en claro esta abundancia de Dios. Ella dijo: “En la relación científica entre Dios y el hombre, encontramos que todo lo que bendice a uno bendice a todos, como lo mostró Jesús con los panes y los peces, por ser el Espíritu, no la materia, la fuente de provisión” (pág. 206).
Dios no iba a dar tan solo lo suficiente para alimentar a unos pocos. Él iba a alimentar a todos, a dar a todos el bien que merecen por ser Sus hijos. Y Jesús sabía que había una forma completamente diferente de ver las cosas. ¿Y qué hizo? Recurrió a Dios y Le agradeció. Estaba agradeciéndole por cuidar de todos, porque sabía que Él lo haría. Y les dijo a los discípulos que distribuyeran la comida a esas cinco mil personas y más. Y sobraron doce canastas de comida.
Hay provisión infinita; hay bien infinito. Pero tenemos que cambiar nuestra forma de pensar; de ser limitados a aceptar esta economía divina ilimitada y abundante donde Dios tiene el control.
¿A dónde puede ir la gente para encontrar esta perspectiva espiritual, para comprender mejor a Dios y su relación con Él, así como cuáles son realmente las leyes espirituales del universo? ¿Dónde pueden ir a encontrar esto?
Como mencioné antes, todo está en la Biblia. Vemos ejemplo tras ejemplo de cómo las personas confiaban en Dios que es Espíritu, Dios que es Amor. Obviamente es un enfoque espiritual. La Biblia realmente contiene la inspiración que necesitamos.
Solo para mencionar algunos otros ejemplos: está la maravillosa historia en el Génesis de cuando Dios utiliza a José para cuidar de Egipto y los países circundantes en una época de hambruna. Está el ejemplo en Éxodo de cuando Dios cuida de los hijos de Israel durante sus cuarenta años en el desierto, dándoles todo lo que necesitaban. Está el ejemplo en Segundo de Reyes de la mujer viuda que no tenía nada y debía a un acreedor que se iba a llevar a sus dos hijos para ser esclavos. Y ella y sus hijos fueron atendidos por completo.
Hay tantas historias que nos inspiran. Como cuando Jesús convierte el agua en vino en una boda porque se les había acabado. Y Mary Baker Eddy hizo algo similar una vez. Ella vivía en Concord, New Hampshire, y hubo una sequía; no llovió durante un mes. Y un granjero que llevaba la leche a su casa le mencionó a la cocinera que sus vacas estaban empezando a secarse porque su pozo estaba vacío.
Se le informó a la Sra. Eddy de esto, y ella dijo: “¡Oh! Si él tan solo supiera; el Amor llena el pozo”. “Amor” aquí es otro nombre para Dios. Así que ella estaba diciendo que Dios llena su pozo. El granjero regresó al día siguiente y le dijo a la cocinera que había encontrado su pozo lleno de agua esa mañana, y que no había llovido como para llenarlo. Así que ya ves, no es solo en los tiempos bíblicos que Dios cuida de nosotros. Y ese incidente, por cierto, se puede encontrar en el libro Mary Baker Eddy: Christian Healer, Amplified Edition, en la página 177 (Yvonne Caché von Fettweis y Robert Townsend Warneck).
Y como estaba diciendo, la Biblia realmente contiene la inspiración que necesitamos. Reitero, Mary Baker Eddy descubrió el profundo significado espiritual de las Escrituras, así que para mí, su libro, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, ha abierto la Biblia para realmente poder verla en su practicidad y comprender que las leyes que se utilizaron en ella, que Jesús nos mostró, son leyes que realmente podemos poner en práctica en nuestras propias vidas.
He estado poniendo en práctica estas reglas y leyes que encuentro en la Biblia y que son tan claras en Ciencia y Salud y en los otros escritos de la Sra. Eddy; incluso cómo podemos recurrir a Dios, cómo podemos orar. Y he estudiado este libro durante años y años y años para comprender mejor esas leyes y reglas y cómo aplicarlas en mi experiencia. Y he descubierto que funcionan, y eso es lo que Jesús nos estaba mostrando. Así que podemos seguir sus enseñanzas, especialmente en el Sermón del Monte, que se encuentra en Mateo, capítulos 5, 6 y 7. Seguir lo que dijo realmente es suficiente para tener éxito, para tener abundancia, para vivir una vida feliz y satisfactoria.