Sé que estabas allí, yo sé que estabas:
En el amor materno,
En mis primeros pasos tambaleantes,
En mis primeras letras, los primeros problemas
Con sumas y con restas.
Allí estabas, dándome las respuestas.
Sé que estabas allí, yo sé que estabas,
Enjugando mis lágrimas primeras,
Las tan amargas de la adolescencia,
Sin que yo lo supiera.
Fue Tu guía tan suave y silenciosa,
Que solo ahora entiendo,
Que descubro Tu mano en mi experiencia,
en sucesos que nunca fueron míos,
pues la historia mortal desaparece
ante la majestad de Tu presencia.
Sé que estabas ahí y estás ahora,
En todo lo que pienso,
En cada despertar, en cada paso,
En cada aliento y cada primavera.
Tu mensaje es visible,
A pesar de la bruma y de la niebla.
Y si estabas allí, es que siempre has estado.
Desde antes de la primera luz del día,
Antes de las montañas y los valles,
Antes del horizonte y de los sueños,
Más allá de los límites que presenta lo humano.
Uno hemos sido y seguiremos siendo,
Porque así lo has querido,
Uno en Ti y con lo que Tú has creado,
Desde la eternidad a lo infinito.
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