El Journal se complace en ofrecer a los lectores la primera de una columna ocasional de la oficina de Actividades de Practicistas de la Ciencia Cristiana en La Iglesia Madre en Boston. “Caminos hacia la práctica” es autobiográfico. Si bien los colaboradores, presentados aquí como tres autores anónimos, son ahora practicistas experimentados de la Ciencia Cristiana, aún no figuraban en los directorios del Journal o del Heraldo cuando aceptaron humildemente sus primeros pedidos de tratamiento en la Ciencia Cristiana, ¡y se pusieron manos a la obra! A continuación, en sus propias palabras, estos sanadores del siglo XXI trazan la respuesta del corazón y de la mente al inequívoco llamado de Cristo Jesús: “Sanad enfermos”. Esperamos que los lectores se animen, paso a paso, a renovar su propio compromiso con la curación científica cristiana en el siglo XXI, y a compartir este regalo inestimable de la gracia de Dios con toda la humanidad.
Practicista 1: Como Científico Cristiano de toda la vida, he tenido muchas instancias en que he recibido ayuda profundamente eficaz de practicistas de la Ciencia Cristiana. La función de un practicista siempre ha sido importante para mí, siempre me ha parecido una parte supremamente natural de mi vida. Pero lo que finalmente me llevó a aceptar la práctica de tiempo completo como mi próximo paso tuvo mucho que ver con lo que aprendí hace algunos años mientras trabajaba en la oficina del Comité de Publicación en La Iglesia Madre, La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Massachusetts.
Esa tarea me dio una comprensión mucho más amplia del poder de Dios, la Verdad divina, sobre el error. Cuando vi que algunas de las críticas más duras y los puntos de vista más distorsionados de la Ciencia Cristiana y de Mary Baker Eddy cedían a la corrección a través de la oración persistente, comencé a ver más del poder de la oración espiritualmente científica. La oración desafiaba la información errónea y permitía que se viera la verdad y que los hechos se declararan con precisión. Nuestras oraciones desinflaban la supuesta capacidad del error para engañar. Podía sentir el Amor divino en acción, y eso hizo que romper el dominio del error pareciera posible y natural.
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