Crecí en Bogotá, Colombia, y comencé a asistir a la Escuela Dominical en una Iglesia de Cristo, Científico, cuando tenía unos cuatro años. El Dios sobre el que aprendí en ese lugar es el único Dios que he conocido. Un Dios que siempre nos ama y nos bendice, y jamás nos castiga.
Más tarde, estudié comunicación social en la universidad. Sin embargo, hace varios años tomé la decisión de cambiar de carrera para poder ser chef. Estudié cocina en una escuela culinaria y me gradué como cocinera, pastelera. Actualmente trabajo en la escuela.
Hace dos años, comencé a experimentar rigidez y dolor en las manos, especialmente en la derecha. Soy diestra, por lo que uso principalmente esta mano para usar los utensilios de cocina al cocinar. La incomodidad estaba afectando mi trabajo y consulté a un médico, porque mi lugar de trabajo así lo requería. El diagnóstico fue síndrome del túnel carpiano. El médico me explicó que esa condición se podía operar, pero que no era recomendable por mi profesión, porque la cirugía no garantizaría la movilidad total de mis manos. Me sugirió que tratara de vivir con ello, y aconsejó fisioterapia y otras formas de tratar de aliviar el malestar.
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