A principios del verano pasado, el tema de la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana fue “Ciencia Cristiana”. Durante la semana había estudiado cuidadosamente la Lección, que se compone de pasajes de la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy. La Sra. Eddy escribió que de estas Lecciones “depende grandemente la prosperidad de la Ciencia Cristiana” (Manual de La Iglesia Madre, pág. 31). Esta declaración siempre ha sido importante para mí, ya que indica el tremendo valor y autoridad de las Lecciones.
Una idea que había sido especialmente significativa para mí en la Lección era la necesidad de amarnos unos a otros, como parte de vivir y demostrar la Ciencia Cristiana. Incluía las palabras de Cristo Jesús: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34, 35). Y de Ciencia y Salud lo siguiente “El Amor inspira, ilumina, designa y va adelante en el camino” (pág. 454). Oraba profundamente cada día para abrir mi corazón a fin de comprender mejor y poner en práctica estas importantes citas.
Esa semana, tenía familiares de visita en la ciudad. El viernes por la noche, llevamos dos kayaks hasta la playa en el lago Michigan para pasar un rato divertido juntos. El agua estaba muy tranquila y el aire era cálido, lo que brindó una oportunidad perfecta para enseñarle a uno de mis jóvenes parientes a navegar en kayak.
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