En 2011, mientras investigaba diferentes religiones en Brasil, me encontré con la Ciencia Cristiana. En ese momento, mi familia y yo pertenecíamos a otra iglesia, pero mi sed por conocer la Verdad me impulsaba cada vez más a buscar a Dios. Recuerdo que llamé a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, y también a algunos practicistas de la Ciencia Cristiana, para obtener respuestas a mis preguntas.
En la denominación a la que pertenecíamos, a mi familia y a mí nos habían enseñado que el reino de Dios solo vendría plenamente en el futuro, con el regreso de Jesús. Sin embargo, la Ciencia Cristiana demostró que el reino de Dios está más cerca de nosotros de lo que inicialmente se nos había inculcado. De hecho, enseña que Dios está presente aquí y ahora, y prueba lo que leemos en Apocalipsis 21:4: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron”. Pero en aquella época, no lo entendía muy bien.
La semana en la que me comuniqué con la filial de la iglesia de la Ciencia Cristiana por primera vez, el pastor de la iglesia a la que pertenecíamos vino a nuestra casa. Según él, había algunos problemas que necesitábamos resolver. La discusión me molestó, a tal grado que no asistimos a su iglesia esa semana. En cambio, pasé ese sábado leyendo varios artículos de la Ciencia Cristiana. El domingo por la mañana, me desperté muy temprano y le sugerí a mi esposa visitar la iglesia de la Ciencia Cristiana.
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