Estaba caminando por el pasillo de la escuela cuando me empezó a doler el estómago. Pensé en ir a ver a la enfermera, pero entonces la palabra Dios me vino a la cabeza. Esto me hizo pensar en orar. Comencé a orar diciendo: “Dios, por favor, ayúdame”.
Entonces otra palabra me vino al pensamiento: Gracias.
Recordé haber leído historias bíblicas en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana en las que Jesús comenzaba sus oraciones agradeciendo a Dios. Comencé mi oración de nuevo, y esta vez le di gracias a Dios por todo lo que me ha dado.
Le di gracias a Dios por ser mi Padre-Madre. Le agradecí por todo lo bueno de mi vida: por mi hogar, mi ropa, mi comida, mi escuela, mi familia, mis amigos, mis maestros, mis vecinos y mi vida, y por el amor y el perdón que Dios siempre me da.
Tan pronto como me senté en la clase, mi estómago dejó de dolerme. ¡Entonces tuve una cosa más por la que dar gracias a Dios!
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