Estoy agradecido más allá de las palabras por el crecimiento espiritual que se produjo como resultado de una curación. Hace unos años, comencé a notar que a veces me faltaba el aire. Inesperadamente, me quedaba sin aliento antes de terminar una frase, o tenía que tomar un respiro varias veces para terminar de cantar una canción. Estos problemas parecían insignificantes, así que los ignoré. Tengo un estilo de vida activo, juego al fútbol, hago senderismo y participo en otras actividades al aire libre, y ninguna de ellas se vio afectada por la dificultad para respirar.
Más tarde, noté que después de las comidas comenzaba a toser y sufría períodos en los que me costaba mucho respirar. Esto agotaba mi energía y limitaba mi capacidad para participar en cualquier actividad extenuante. A menudo, el problema persistía durante toda la noche, y entonces recurría a la Biblia y a Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, escrito por Mary Baker Eddy, en busca de inspiración y alivio. Por lo general, por la mañana, después de una noche de oración y estudio, el problema desaparecía y yo volvía a estar bien.
Pude seguir jugando en un equipo de fútbol y realizando actividades diarias normales. Sin embargo, persistía la tendencia a tener un funcionamiento normal mezclado con períodos aleatorios en los que me costaba respirar, por lo que me comuniqué con un practicista de la Ciencia Cristiana para que me diera un tratamiento metafísico que apoyara mis oraciones. Juntos oramos con este versículo de la Biblia: “El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” (Job 33:4). También leí testimonios de curaciones en JSH-Online.com de personas que habían sido sanadas de problemas respiratorios al trabajar con este mismo versículo. Mis oraciones y las del practicista hicieron que me aliviara de la condición, por lo que estaba agradecido.
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