La Ciencia Cristiana, descubierta por Mary Baker Eddy, es cristiana en el sentido de que se basa enteramente en las enseñanzas de Cristo Jesús. Y es científica en el sentido de que tiene una lógica interna que es consistente y demostrable.
Lo que podría llamarse un vocabulario teológico cristiano ya había sido establecido en el momento del descubrimiento de Eddy. Ella se sintió impulsada a redefinir espiritualmente varios de los términos básicos de esta teología, como Dios, Cristo y pecado. Un término cuyo significado invirtió totalmente es la palabra sustancia. Una definición estándar de sustancia en un diccionario dice: “un tipo particular de materia con propiedades uniformes”, o “la materia física real de la que consta una persona o cosa y que tiene una presencia tangible y sólida” (Diccionario Google).
Por el contrario, en respuesta a la pregunta: “¿Qué es la sustancia?”, Eddy responde, en parte: “La sustancia es aquello que es eterno e incapaz de discordancia y decadencia. … El Espíritu, el sinónimo de la Mente, el Alma, o Dios, es la única sustancia verdadera” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 468). En otro lugar, Eddy identifica al hombre —la verdadera identidad de cada uno de nosotros— como constituido por el Espíritu (véase Ciencia y Salud, pág. 316)