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Ultimamente hemos tenido una nueva prueba convincente de como hombres y mujeres de diversos países pueden trabajar juntos en un espíritu de cordialidad y hermandad cuando están imbuídos de humildad y entendimiento espiritual. Hoy en día ochenta y tres Comités de Publicaciones se sienten más inspirados para proseguir con su importante tarea, por haber asistido a una conferencia de cinco días, que tuvo lugar en Boston el otoño pasado. Estos Comités vinieron de dieciséis países, figurando entre ellos varios países del hemisferio occidental, las Islas Hawái, las Islas Británicas, Sud Africa, Australia, Nueva Zelandia, Noruega, Suecia, Dinamarca, los Países Bajos, Suiza y Hungría.

Los Comités se reunieron para deliberar sobre los mejores medios de proteger los derechos de los Científicos Cristianos y de corregir declaraciones erróneas—ya sea de palabra o por escrito—respecto a la Christian Science. Durante el curso de la semana varios funcionarios de La Iglesia Madre, y redactores y representantes de la Sociedad Editora de la Christian Science, les dirigieron palabras de mucha inspiración.

Todos los que asistieron a esta conferencia quedaron admirados del valor y la fe demostrados por aquellos de sus colegas que, por venir de países del extranjero, tuvieron que vencer grandes obstáculos, tales como los de las restricciones sobre la exportación de dinero, para poder asistir a esta conferencia. Muchos de ellos emprendieron viaje con poco o ningún dinero, pero como se dirigían a La Iglesia Madre para tomar parte en una de las actividades sancionadas en el Manual de la Iglesia por Mary Baker Eddy, estaban seguros de que nada les habría de faltar. Jamás dudaron del cuidado del Padre y por eso todas sus necesidades quedaron satisfechas y fueron maravillosamente protegidos. Muchos Científicos Cristianos además de los Comités en los Estados Unidos, les tendieron la mano.