Los tiempos actuales ponen a prueba de una manera decisiva la profundidad e integridad de nuestro amor. Constantemente nos vienen llamadas a la puerta de nuestra conciencia para que perdonemos, para que rehusemos atribuir al hombre mal alguno. Perdonar, esta es la gran demanda del amor.
Raro es el caso de la persona que no haya tenido alguna vez ocasión de perdonar o de pedir perdón. ¿Y no es verdad que todo sincero pensador se arrodilla mentalmente ante su Padre celestial en humilde petición de perdón—esto es, corrección o eliminación de algún error? Toda la cristiandad conviene en que el perdonar es una virtud cristiana y, valiéndose del padrenuestro, ora por el perdón, reconociendo asimismo la necesidad de perdonar a los demás. En su interpretación espiritual de la petición: "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores", Mary Baker Eddy, la inspirada Guía de la Christian ScienceEl nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana"., nos define el completo y verdadero perdón con estas palabras (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 17): "Y el Amor se refleja en amor."
Un diccionario nos dice que perdonar es "abandonar el resentimiento o el derecho al desquite por algún agravio u ofensa." Renunciar a todo deseo de represalias o venganza es el primer paso hacia el verdadero perdón. Purificar los pensamientos de todo resentimiento es el paso siguiente y más difícil. En tanto que quede rastro alguno de resentimiento o agravio, no se ha perdonado. Es de gran importancia que el Científico Cristiano no se entregue al resentimiento ni a la conmiseración propia, pues estas fases del pensamiento erróneo son pesadas cargas que le impiden progresar.
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