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Quisiera valerme de este medio para expresar mi gratitud a nuestro...

Del número de julio de 1948 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Quisiera valerme de este medio para expresar mi gratitud a nuestro Padre-Madre Dios por las grandes bendiciones que me ha traído la Christian Science. En el año 1923 asistí por primera vez a una de las reuniones testimoniales que celebran las iglesias de la Christian Science los miércoles por la noche, y en el mismo año un pariente mío me regaló un ejemplar del libro de texto, "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", por Mary Baker Eddy.

En el año 1930, con motivo de la crisis que sufrió la industria gomera, después de largos años de prosperidad, me encontré sin empleo. A causa de ello y de haber vivido mucho tiempo en los trópicos, padecí una postración nerviosa, la que me obligó a acudir a la Christian Science en procura de ayuda. Después de recibir unos cuantos tratamientos de un practicista, pude fácilmente abandonar los hábitos del beber y del fumar, y con unos cuantos tratamientos más me sentí alentado a buscar la solución al problema de la falta de empleo. En el primer ensayo que hice en los negocios, no tuve buenos resultados y me ví en la necesidad de hallar un empleo con sueldo fijo. Mediante la bondadosa ayuda de otro practicista, obtuve tal puesto. Entretanto, y de otras fuentes, me vinieron recursos cada vez mayores. De esta manera aprendí en cierta medida la verdad de la declaración que hace nuestra Guía en la página 60 de su obra Ciencia y Salud, donde dice: "El Alma tiene recursos infinitos con que bendecir a la humanidad, y la felicidad se lograría más fácilmente y se guardaría con más seguridad, si se buscara en el Alma."

Desde que empecé a estudiar la Christian Science he gozado de una salud excelente. Un verano me picaron unas abejas y tuve una erupción por todo el cuerpo. Ateniéndome a las declaraciones hechas en Ciencia y Salud, en el párrafo que empieza con las palabras siguientes: "Cuando la ilusión de la enfermedad o del pecado os tiente, aferraos firmemente a Dios y Su idea" (ib., pág. 495), en unas cuantas horas fuí completamente sanado de la erupción y de todo malestar.

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