Con sincera gratitud hacia Dios por todo el bien que he recibido desde el primer día que conocí la Christian Science doy este testimonio. Hace más de veinticinco años los médicos dijeron que no me quedaban más que unos cuantos meses de vida, por padecer de una tuberculosis en los pulmones.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!