Con sincera gratitud hacia Dios por todo el bien que he recibido desde el primer día que conocí la Christian Science doy este testimonio.
Hace más de veinticinco años los médicos dijeron que no me quedaban más que unos cuantos meses de vida, por padecer de una tuberculosis en los pulmones. Después de haber pasado varios meses en cama sin recibir ningún alivio, me sentí muy abatida y solicité la ayuda de un practicista de la Christian Science. Había oído decir que esta Ciencia había ayudado a otros, y como último recurso me volví hacia Dios.
Después de telefonearle varias veces al practicista, me fué posible levantarme de la cama y tomar el tranvía para ir a su oficina, que distaba unos doce kilómetros de mi casa. Como resultado de cuatro meses de tratamiento, y el estudio aplicado de la Biblia y de nuestro libro de texto, "Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras", por Mary Baker Eddy, pude resumir mi trabajo de maestra, además de cumplir con mis quehaceres domésticos. El mal jamás reapareció. Desde aquel entonces he tenido muchas pruebas de la protección y dirección divinas.
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