Cierta vez, mientras me encontraba recluído en un hospital, me puse a leer el Christian Science Sentinel. Luego decidí comenzar el estudio de esta Ciencia, en la espera de que me habría de sanar de los muchos males que me agobiaban. Habiéndome, en efecto, sanado, me es grato ofrecer este testimonio, a fin de que otros puedan compartir las bendiciones que han sido mías.
Se ha dicho que la gente que acude a la Christian Science viene del cementerio. Por mi parte puedo decir con toda sencillez que andaba muy cerca de la tumba cuando decidí poner toda mi confianza en las verdades que ví publicadas en el citado Sentinel. No tenía nada que perder, pues no podía pensar sino en la muerte.
Abandoné el hospital sin recibir otro tratamiento médico, acudí a una practicista y me puse a investigar esta gran verdad libertadora. Antes de ingresar en el hospital me habían aplicado los rayos X, los que demostraron que se trataba de un caso agudo de apendicitis y úlceras del estómago. Además de todo esto, también tenía el sistema nervioso completamente agotado. Aunque no sané instantáneamente, teniendo que vigilar mucho los pensamientos, al verificarse la cura, esta resultó completa. Después tuvimos muchas otras curaciones en la familia. Yo por mi parte sané del hábito de la bebida, de fumar y de tomar te y café.
Verdad es que a medida que crecemos espiritualmente, dejamos lo material y expresamos a Aquel quien creó al hombre a Su imagen y semejanza.
Yo he recibido tantas bendiciones que me es difícil encontrar palabras con las expresar mi gratitud, pero nuestro Padre celestial conoce nuestras oraciones aun antes de que las elevemos. Agradezco a Dios por el Cristo, la Verdad, que está sanando y bendiciendo a la humanidad; a Mary Baker Eddy, por su abnegada devoción y sus esfuerzos incansables al darnos esta Ciencia maravillosa, y a los conferenciantes, profesores y practicistas que expresan tanto amor y paciencia. Siento asimismo gratitud por todas las bendiciones que experimentamos cuando nos ponemos a estudiar y aplicar la Christian Science, especialmente aquellas que recibimos al tomar un curso de instrucción en una clase autorizada de la Christian Science, y no me cabe duda de que esta Ciencia puede bendecir a todo el mundo.
Bridgeport, Connecticut, E. U. A.
    