La Christian Science no hace concesión alguna en cuanto a bebidas alcohólicas. En su obra Miscellaneous Writings (pág. 289), Mary Baker Eddy dice: “Las bebidas alcohólicas son sin duda un mal, y el mal no puede ser usado con templanza: su más pequeño uso es un abuso; de manera que la única templanza es la total abstinencia.”
La total abstinencia no es solamente un deber moral para el Científico Cristiano sino que también es un deber espiritualmente científico. El sabe que el hombre no tiene existencia aparte de su Hacedor, ni energías que no reciba de El. La Christian Science revela al hombre como la idea espiritual de la Mente divina y demuestra la ilimitada vitalidad de la bondad e inteligencia que expresa el hombre, como testigo de la Vida. La semejanza de Dios refleja constantemente la lozanía y espontaneidad del Espíritu infinito, que no necesita ningún estímulo o animación artificial, ya que el vigor natural que deriva de Dios nunca disminuye. El hombre se siente plenamente satisfecho y provisto de energías mediante las fuerzas inagotables del Espíritu, fuerzas que no conocen ninguna reacción violenta pero que desarrollan eternamente la acción progresiva del bien.
El hombre, imagen incorpórea de Dios, es el opuesto espiritual del hombre mortal, irreal y corpóreo, el cual cree que la vida y la sensación están en la materia y que sus energías mentales son susceptibles a la depresión e inercia en ciertos momentos y a la excitación y el estímulo en otros. Las revelaciones de la Christian Science, que descubren la pureza y la satisfacción espiritual del hombre verdadero, destruyen la ilusión de que el hombre es una personalidad física quien a menudo busca satisfacción a través de diversos medios materiales y nocivos.
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