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El estímulo verdadero

Del número de enero de 1950 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Christian Science no hace concesión alguna en cuanto a bebidas alcohólicas. En su obra Miscellaneous Writings (pág. 289), Mary Baker Eddy dice: “Las bebidas alcohólicas son sin duda un mal, y el mal no puede ser usado con templanza: su más pequeño uso es un abuso; de manera que la única templanza es la total abstinencia.”

La total abstinencia no es solamente un deber moral para el Científico Cristiano sino que también es un deber espiritualmente científico. El sabe que el hombre no tiene existencia aparte de su Hacedor, ni energías que no reciba de El. La Christian Science revela al hombre como la idea espiritual de la Mente divina y demuestra la ilimitada vitalidad de la bondad e inteligencia que expresa el hombre, como testigo de la Vida. La semejanza de Dios refleja constantemente la lozanía y espontaneidad del Espíritu infinito, que no necesita ningún estímulo o animación artificial, ya que el vigor natural que deriva de Dios nunca disminuye. El hombre se siente plenamente satisfecho y provisto de energías mediante las fuerzas inagotables del Espíritu, fuerzas que no conocen ninguna reacción violenta pero que desarrollan eternamente la acción progresiva del bien.

El hombre, imagen incorpórea de Dios, es el opuesto espiritual del hombre mortal, irreal y corpóreo, el cual cree que la vida y la sensación están en la materia y que sus energías mentales son susceptibles a la depresión e inercia en ciertos momentos y a la excitación y el estímulo en otros. Las revelaciones de la Christian Science, que descubren la pureza y la satisfacción espiritual del hombre verdadero, destruyen la ilusión de que el hombre es una personalidad física quien a menudo busca satisfacción a través de diversos medios materiales y nocivos.

La revelación del concepto verdadero del hombre como espiritual y puro es un golpe de muerte para el razonamiento falso que incita a los hombres a buscar escapatoria de las frustraciones humanas en la inconsciencia o en la estimulación de un falso sentido del ser. La Ciencia divina conforta y fortifica a la consciencia humana por un método justamente opuesto: aparta el pensamiento del yo material y de los intereses sensuales y despierta el sentido espiritual a que participe del refrigerio del Espíritu — la mansedumbre, la sabiduría y el amor desinteresado.

En la tal llamada experiencia humana, el ser espiritual parece ser obscurecido por la presencia de los sentidos materiales, los que a menudo demandan una excitación poco natural y un constante entretenimiento a fin de magnificar y perpetuar el falso yo mortal.

Mrs. Eddy escribe en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 489): “Los sentidos corporales son el único origen del mal o error.” Y luego ella añade: “Según la creencia mortal, los sentidos materiales son a veces buenos y a veces malos. Esta creencia asegura a los mortales que hay placer verdadero en el pecado; pero las grandes verdades de la Christian Science desmienten este error.”

Las verdades acerca del ser verdadero que revela la Christian Science hacen nociva e insoportable toda intensa consciencia del ser falso y todo excitamiento anormal de los sentidos corporales. Ellas demuestran el dominio sereno y pacífico que ejercen los sentidos espirituales del hombre verdadero sobre los deseos carnales del yo material, que busca satisfacción donde no se la puede hallar jamás, es decir, en la ilusoria sensación material. Ellas revelan al hombre espiritual como el único hombre, por siempre satisfecho con la pureza y bondad que éste ejemplifica como reflejo de Dios.

La Christian Science trata efectivamente el problema de la embriaguez, problema que se ha hecho agudo en nuestros tiempos, exponiendo y destruyendo la misma base del mal, o sea, la pretensión de que los cinco sentidos físicos forman parte del hombre. Juan Bautista, quien recordó a la gente la profecía de Isaías de que toda carne vería la salvación de Dios, declaró lo siguiente: “El hacha está puesta a la raíz de los árboles; todo árbol, pues, que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego” (Lucas, 3:9). Proclamó además que la separación entre lo real y lo falso resultaría en la destrucción de todo lo que fuera inútil e irreal.

De este análisis es evidente que el más mínimo estimulante artificial e insalubre no está de acuerdo con la Christian Science, ya que constituye el “más pequeño uso” del alcohol, que es “un abuso”. La más pequeña gratificación no sólo acentúa la creencia de la mortalidad y la autodecepción de los sentidos corporales, sino que también apoya una costumbre que está obscureciendo el reino de los cielos y la natural pureza de los hijos de Dios.

Aquel que reconoce la falsedad de los sentidos corporales y que se da cuenta de sus falsas pretensiones de entidad, se resiste a creer en su existencia y adquiere esa dignidad que otorga el conocimiento de sí mismo como idea de Dios, y la libertad espiritual del dominio sobre sí mismo. Recién entonces escapa de los problemas de la existencia humana, no en una sensación de excitamiento anormal, sino en el reconocimiento espiritual del vigor ilimitado de que goza el hombre como expresión de Dios. Las exigencias de los sentidos corporales pierden su poder para engañarle y, al igual que el autor de la epístola a los Hebreos (12:1), resuelve descargarse “de todo peso, y del pecado que estrechamente nos cerca.”

En Miscellaneous Writings (pág. 360), Mrs. Eddy dice: “Cuando la Christian Science haya disipado la nube de falsos testigos; y el rocío de la gracia divina, cayendo sobre las marchitas flores de goces pasajeros, haya elevado todo pensamiento hacia el Espíritu; e ‘Israel. .. según la carne’, que se sirve de sus propios altares, no exista más — entonces, ‘Israel de acuerdo al Espíritu’ llenará la tierra con sus energías divinas, su comprensión y sus eternos influjos de consciencia y sensaciones espirituales.”

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