La inteligencia está relacionada directamente con el conocimiento correcto de sí mismo. Cualquiera que reflexione sobre esto difícilmente lo disputará. “Dios es inteligencia” declara Mary Baker Eddy en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 2). Y ella expone claramente que esta inteligencia, la Mente infinita, Dios, tiene una cualidad primaria y eterna que ella denomina también inteligencia.
Moisés oyó la voz de Dios, la inteligencia, que se hacía conocer por aquella maravillosa autodescripción: “YO SOY EL QUE SOY” (Ex., 3:14). Y Cristo Jesús, testificando con su propia naturaleza a la naturaleza de la Mente que le concibió, dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan, 14:6). Estas palabras podrían significar: Nadie conoce a Dios a menos que sepa que incluye en sí mismo aquella cualidad primaria y eterna de Dios que expresa o refleja la infinita habilidad de conocerse a sí mismo, poseída por su fuente divina.
Mrs. Eddy ha puesto énfasis sobre el hecho de que Dios se conoce a Sí mismo, y fué guiada a emplear la palabra “inteligencia” como término indicativo del creador. Tenemos un ejemplo de esto en su libro Unity of Good (pág. 27), donde después de describir al mal como “egotista,— jactancioso, pero que huye al amanecer como una sombra”, ella afirma que Dios es “egoísta, no conociendo más que la totalidad de Su propia presencia, sabiduría y poder.” También subraya el poder del conocimiento propio con esta amonestación que aparece en el libro de texto de la Christian ScienceEl nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la “Ciencia Cristiana”. (Ciencia y Salud, pág. 571): “Conócete a ti mismo, y Dios proveerá la sabiduría y la ocasión para la victoria sobre el mal.”
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