Estoy agradecido a la Christian Science porque ella revela la Ciencia del cristianismo. Antes de comenzar su estudio, yo no sabía que existía una Ciencia que, cuando es comprendida, nos capacita para vencer todo lo que pudiera limitar o entristecer nuestra existencia.
Desde el momento en que me fué presentada, la Christian Science ha sido mi único médico. El pensamiento correcto es un preventivo, el cual, a medida que lo he aplicado, me ha protegido de muchos males físicos. Mi primera curación me liberó de la necesidad de tomar un laxante todos los días, costumbre que tenía desde hacía muchos años.
Lesiones sufridas a causa de un accidente de avión también fueron curadas por medio de la Christian Science. Al caer desde un edificio, me herí gravemente un talón; pero no tuve que permanecer inactivo por más que unas cuantas horas y sólo usé un bastón durante un día. Una practicista de la Christian Science me ayudó en ambas ocasiones. Me he curado muchas veces de abscesos a los dientes: en otros casos la Christian Science me ha ayudado a destruir el temor de hacerme atender por el dentista, y por consiguiente no he sufrido dolor alguno. También he sido curado del deseo de tomar bebidas alcohólicas y del uso habitual del café.
Recientemente la sugestión de que muy pronto tendría que recurrir al uso de anteojos fué completamente vencida. Me rehusé a aceptarla, sabiendo que la Mente no depende de ninguna ayuda material, y que el hombre es la expresión de esta Mente divina. Otras condiciones discordantes, tales como resfriados, dolores de cabeza, heridas y moretones también han sido curadas rápidamente.
La certidumbre de la continuidad del ser, que nos da la Christian Science, es una verdadera fuente de fortaleza. Sin duda alguna la Ciencia es la verdad que eventualmente será la religión mundial, pues no hay otro medio por el cual la hermandad de los hombres y la paz permanente pueden ser demostradas.
Estoy a la verdad agradecido que esta enseñanza está corrigiendo la creencia general de que Dios reside en un reino misterioso e inaccesible — tal como lo enseña la teología ortodoxa — y ayudándonos a percibir que Dios es la Mente siempre presente, el Principio, la Vida, la Verdad y el Amor, asequible a todos aquí y ahora.— San Antonio, Tejas, E.U.A.
