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Se necesita dar el ejemplo

Del número de noviembre de 1973 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Todo acontecimiento en la historia es simbólico. Se lo ha creído significativo, pues, de lo contrario, no se habría dejado constancia de él. Algunos acontecimientos, naturalmente, son más significativos que otros.

Ningún hecho de la historia humana tiene una significación que pueda igualarse a la vida de Jesús de Nazaret. El nacimiento virginal, la manifestación de sabiduría, las obras sanadoras y el sacrificio, triunfo y amor de este hombre nos dicen algo que no podemos aprender de ninguna otra manera. La vida de Jesús nos dice que el Principio del universo es la Mente infinita, el Amor divino, y que el Principio es Dios, quien nos ama allí mismo donde nos encontramos.

Si consideramos toda la vida de Cristo Jesús, podemos resumir su mensaje en las palabras de Mary Baker Eddy: "El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana". Ciencia y Salud, pág. 494;

El Principio de todo, el Todo-en-todo, siempre responde a nuestras necesidades. El opuesto mismo de la materia, la Mente que no conoce materia alguna, expresa el amor total que muestra, aun a quienes piensan que sólo conocen la materia, que son, en verdad, las amadas ideas del Principio perfecto. Presenta la idea verdadera, el Cristo, de un modo que los mortales puedan comprender. Esta idea verdadera salva a los mortales de sus propios conceptos erróneos. Les capacita para elevarse por encima de lo que piensan que son, a la comprensión de lo que el hombre realmente es: la imagen, o idea, inmortal de Dios.

La vida de Jesús nos muestra cómo el Cristo, la Verdad, responde al anhelo de la humanidad de comprender lo que le parece imposible entender. ¿Cómo pueden, quienes no están familiarizados con la realidad espiritual, tener una vislumbre de esta realidad que les inicie en el camino de la comprensión? Necesitan ver, en alguna forma, una representación humana de la idea divina.

La Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. explica algo acerca de Jesús que, a veces, algunos interpretan erróneamente como una negación de Jesús. El Cristo, la Verdad, que Jesús ejemplificó en persona, está aquí para ser expresado ahora. Este solo hecho de la razón de la existencia de Jesús nos capacita para apreciarlo, no en teoría, sino en la práctica. Jesús nos mostró el camino que lleva a este Cristo viviente.

Lo que el mundo necesita hoy es la idea verdadera del Principio de todo, vivida y practicada en las vidas de quienes la comprenden. Esto entraña mucho más que la curación física, si bien ésta es el resultado inevitable.

En la práctica de la Ciencia Cristiana a veces observamos un fenómeno interesante: una persona que no tiene ambición por dedicarse a la práctica pública de la Ciencia Cristiana recibe innumerables pedidos para dar tratamiento por medio de la oración. En cambio, vemos que otras que tienen gran deseo de dedicar su vida a la práctica sanadora de la Ciencia Cristiana reciben pocos pedidos de ayuda. ¿En qué estriba la diferencia? ¿No será en al claro ejemplo que expresa la verdadera idea de Dios?

Antes que la curación espiritual pueda manifestarse, debe haber el deseo de esa curación. Sin embargo, aunque muchos la desean, no pueden definir su deseo con claridad suficiente para saber qué quieren en realidad; por lo tanto, hasta que no ven la idea-Cristo ejemplificada en la consciente expresión de otro, no saben a quién recurrir. Cuando aparece alguien cuyo pensamiento y cuya vida expresan al Cristo, ese pensamiento y esa vida son el agente catalítico que activa y define en la consciencia de otros la atracción innata por la Verdad. Cuando tienen problemas vienen a ellos para ser sanados, y lo son.

En el Evangelio según San Mateo se dice que Jesús habló así: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar". Mateo 11:28; Cuando contemplamos toda la vida de Jesús, vemos que estas palabras acaso expresaban el poder de atracción del Cristo, la Verdad, que él ejemplificaba. Jesús no necesitaba pedirle a la gente que viniera a él. ¿No podrían acaso sus palabras significar para nosotros que si vivimos el Cristo nuestras vidas naturalmente atraerán a la Verdad a todos los individuos con quienes tenemos contacto?

¿Conocemos a alguien que ha sido testigo del poder curativo de la Ciencia Cristiana y que, sin embargo, no recurrirá a ella en busca de curación? En realidad, hay amplia prueba de esta actividad sanadora, pero sólo ha llegado a la atención de unos pocos. En un reciente libro de estudio sobre la curación por la fe, aunque se habla de muchos sistemas, no se menciona a la Ciencia Cristiana. ¿Por qué?

Quizás nosotros mismos necesitamos todavía reconocer al Consolador que Cristo Jesús prometió. A medida que realmente lo reconozcamos, nuestras vidas serán vivo ejemplo de la naturaleza espiritual y práctica de la idea de Dios. Ésta es la significación del advenimiento de Jesús de Nazaret. La humanidad necesita comprenderlo, y lo comprenderá, a medida que dejemos que la luz de la Verdad brille a través de nuestra consciente expresión de ella en la vida diaria.

El libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, nos muestra metódica y claramente cómo reconocer la verdad acerca de Dios y el hombre, y cómo seguir a Jesús en su ejemplificación de esa verdad. Como Mrs. Eddy dice en este libro: "La Verdad está revelada. Sólo es menester practicarla". Ciencia y Salud, pág. 174.

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