Todo acontecimiento en la historia es simbólico. Se lo ha creído significativo, pues, de lo contrario, no se habría dejado constancia de él. Algunos acontecimientos, naturalmente, son más significativos que otros.
Ningún hecho de la historia humana tiene una significación que pueda igualarse a la vida de Jesús de Nazaret. El nacimiento virginal, la manifestación de sabiduría, las obras sanadoras y el sacrificio, triunfo y amor de este hombre nos dicen algo que no podemos aprender de ninguna otra manera. La vida de Jesús nos dice que el Principio del universo es la Mente infinita, el Amor divino, y que el Principio es Dios, quien nos ama allí mismo donde nos encontramos.
Si consideramos toda la vida de Cristo Jesús, podemos resumir su mensaje en las palabras de Mary Baker Eddy: "El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana". Ciencia y Salud, pág. 494;
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!