Hace unos años, al caer la tarde, el que esto escribe bajaba por una angosta escalera de caracol en la tranquila y pequeña aldea de Betania y se encontró parado junto a la tumba que la tradición ha llamado la tumba de Lázaro. Aquí, de pie, en una cueva escasamente iluminada por la vela sostenida por el chiquillo que lo guiaba, en el lugar mismo donde se dice que estuvo Cristo Jesús parado hace casi 2000 años, el autor recordó las palabras poderosas y firmes de nuestro Maestro: “Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado”. El relato de la Biblia continúa: “Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir”. Juan 11:41–44;
Así fue, entonces, que Jesús probó para siempre que la consciencia individual del hombre está por siempre intacta y por siempre presente. Se probó que la muerte es una ilusión, y la Vida fue glorificada. Aquella tarde, el autor se dio cuenta claramente que en ese momento triunfal Jesús había dado a la humanidad, a través de su ejemplo, una regla para la curación cristiana: dar gracias a Dios por una curación, aceptarla como si ya se hubiera realizado, aun antes de que la curación aparezca.
El autor ha observado en su propia experiencia que en medio de un problema le ha ayudado preparar el testimonio que finalmente dará en una reunión de los miércoles de su iglesia para expresar su gratitud por la curación. Ha hecho esto con confianza, recordando que desde su niñez ha resuelto todos sus problemas aplicando la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens.. Sabe que podrá dar ese testimonio a su debido tiempo, y toma como guía en su trabajo metafísico una línea de un hermoso himno que dice: “Y durante la batalla la victoria reclaman”. Himnario de la Christian Science, No. 204;
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!