A veces la gente dice: “Debo concentrarme más en mi oración y en mi estudio”. La palabra “concentrar”, usada en este sentido, implica cierto grado de esfuerzo físico durante algún tiempo, para reunir del cerebro pensamientos dirigidos hacia algún tema o problema particular. En Ciencia y Salud por Mrs. Eddy leemos: “El empezar bien significa acabar bien. Todo concepto que parezca empezar con el cerebro, empieza erróneamente”. Ciencia y Salud, pág. 262;
En la oración, según se enseña en la Ciencia Cristiana, si no sabemos qué verdades espirituales debemos afirmar, escuchamos con los sentidos espirituales para obtener la idea necesaria de la Mente divina, sabiendo que está presente en toda su plenitud. Tal idea es siempre completa en sí misma y puede traer armonía a nuestra experiencia humana. En Ciencia y Salud también leemos: “Los pensamientos de Dios son perfectos y eternos, son substancia y Vida”. pág. 286; Puesto que los pensamientos perfectos de Dios son infinitos y siempre presentes, sólo necesitamos armonizar nuestra consciencia de acuerdo con ellos, y hacer así uso de su abundancia.
San Juan declara: “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”. Juan 1:16; La infinita consciencia divina consiste de abundancia de pensamientos divinos. El manifestar estos pensamientos es la función natural del hombre, que es la expresión inmediata y completa de la Mente, Dios. Al comprender este hecho, nos damos cuenta de que para orar con comprensión espiritual no necesitamos del limitado proceso mental de la concentración.
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