En una línea de autobuses de la ciudad de Nueva York hay un chófer que siempre saluda a sus pasajeros con un alegre “¡Hola!” Siempre dice algo agradable a cada uno de ellos, y al pasar en su recorrido por sitios de especial interés no deja de hacer algún comentario. Esta actitud causa un buen efecto. Los pasajeros comienzan a sonreir y a conversar entre ellos.
¡Qué maravillosa cualidad es la alegría! En la Biblia encontramos pasajes mencionándola. Por ejemplo, en Isaías, leemos: “Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso”. Isaías 55:12;
La alegría no depende de condiciones materiales. Es una cualidad de Dios que todos poseemos y podemos expresar en todo momento. La alegría aumenta en la medida en que la expresamos.
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