En una línea de autobuses de la ciudad de Nueva York hay un chófer que siempre saluda a sus pasajeros con un alegre “¡Hola!” Siempre dice algo agradable a cada uno de ellos, y al pasar en su recorrido por sitios de especial interés no deja de hacer algún comentario. Esta actitud causa un buen efecto. Los pasajeros comienzan a sonreir y a conversar entre ellos.
¡Qué maravillosa cualidad es la alegría! En la Biblia encontramos pasajes mencionándola. Por ejemplo, en Isaías, leemos: “Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso”. Isaías 55:12;
La alegría no depende de condiciones materiales. Es una cualidad de Dios que todos poseemos y podemos expresar en todo momento. La alegría aumenta en la medida en que la expresamos.
Cristo Jesús percibió claramente la naturaleza espiritual y eterna de la existencia y vivió en el gozoso conocimiento de la presencia y totalidad del Amor divino.
En Ciencia y Salud Mary Baker Eddy escribe: “Esta es la doctrina de la Ciencia Cristiana [Christian Science]: que el Amor divino no puede ser privado de su manifestación u objeto; que el gozo no puede convertirse en pesar, porque el pesar no es el vencedor del gozo; que el bien nunca puede producir el mal, que la materia jamás puede producir la mente, ni la vida resultar en muerte. El hombre perfecto — gobernado por Dios, su Principio perfecto — es impecable y eterno”. Ciencia y Salud, pág. 304;
Mrs. Eddy sabía y demostró que este “hombre perfecto — gobernado por Dios, su Principio perfecto”, es lo que somos cada uno de nosotros ahora mismo. Por medio de la oración y la consagración, Mrs. Eddy recibió la revelación de que la existencia material — la materia, el pecado, la enfermedad y la muerte, todo mal — es sólo un estado de hipnosis, un sueño sin realidad.
¡Qué motivo de alegría! Nosotros también podemos comenzar a despertar, en este mismo instante, de la creencia de que estamos separados de Dios, el Amor divino. Por medio de la oración y la demostración podemos comprobar paso a paso nuestra eterna filiación con Dios, la Mente divina.
La alegría a menudo desempeña un papel importante en la curación por la Ciencia Cristiana. Podemos ver el porqué cuando nos damos cuenta de que nuestros cuerpos son la exteriorización de nuestros pensamientos. Cuando la comprensión gozosa inunda el pensamiento con la verdad de la totalidad de Dios y de nuestra presente perfección espiritual, se ve la nada de las creencias de enfermedad y discordancia. Entonces, en el resplandor de la consciencia iluminada, el problema se desvanece.
En Ciencia y Salud, Mrs. Eddy escribe: “La alegría impecable, — la perfecta armonía e inmortalidad de la Vida, poseyendo sin límites la belleza y bondad divinas, sin un solo placer o dolor corporal, — constituye el único hombre verdadero e indestructible, cuyo ser es espiritual”. pág. 76.