Uno de los aspectos más importantes de la obra del practicista de la Ciencia Cristiana es el de consolar. Como lo indica este poema:
Mucho se necesitan
consoladores cuyo toque
se asemeje al del Cristo. “Sympathy” por Anna E. Hamilton ;
El mundo necesita consuelo. Siempre lo ha necesitado. Hace miles de años, el profeta clamó: “Consolaos, pueblo mío”. Isa. 40:1; Cristo Jesús ofreció la forma más elevada de consuelo. De su amor y compasión profundos surgió una respuesta que satisfacía toda necesidad individual. Su respuesta se basaba en su convicción de la totalidad de Dios, el bien, y en que Dios está constantemente a nuestro alcance. El resultado era muy superior al de la mera simpatía humana: el resultado era la curación divina.
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