Paz, gracia, coordinación — el atletismo brinda la oportunidad de ejercitar las cualidades espirituales como hijos de Dios. Debido a que el hombre, como la fácil expresión de Dios, ejercita la fuerza verdadera sin agotamiento, no tenemos por qué dudar jamás del poder de Dios para levantar, impulsar, y dar energía a cada acción nuestra.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!