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[Original en alemán]

Aunque desde joven había confiado profundamente...

Del número de octubre de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Aunque desde joven había confiado profundamente en Dios, anhelaba, sin embargo, encontrar una religión que me satisficiera plenamente. Hace muchos años recibí un ejemplar de El Heraldo de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. con estas palabras: “Esto es algo para Ud.; léalo”. Mi esposo y yo lo leímos, e inmediatamente nos interesamos en la Ciencia Cristiana. Se nos indicó cómo estudiar la Lección-Sermón semanal en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Nuestro hijo comenzó a asistir, alegre y regularmente, a la Escuela Dominical y nosotros, también con mucha alegría, comenzamos a concurrir a los maravillosos servicios religiosos de la iglesia filial. Agradecidos por haber encontrado lo que siempre habíamos deseado, pronto nos hicimos miembros de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico.

En ese tiempo esperábamos nuestro segundo hijo que, según todas las apariencias, lo iba a abortar. Sin embargo, cuando se cernía sobre mí algún síntoma de esta amenaza me aferraba al pensamiento de que Dios nos cuidaba tanto a mí como al niño, y fue así que tuve una experiencia armoniosa al dar a luz. También estoy muy agradecida por la ayuda recibida en la Ciencia Cristiana durante el nacimiento de mi tercer hijo.

Cuando nuestro hijo menor tenía cinco años, al cruzar la calle corriendo detrás de un amigo, un automóvil lo embistió y lo arrojó a varios metros de distancia. Cuando corrí hacia él y lo tomé en mis brazos estaba inconsciente; mi único pensamiento fue éste: “Hijo de Dios, a salvo en Tu amor”. Al vernos, mi marido llamó inmediatamente a un practicista de la Ciencia Cristiana, quien nos ayudó con la oración y nos señaló algunos pasajes de la Biblia y del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, a los cuales aferrarnos con respecto al niño.

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