Sabemos que en más de una ocasión, Jesús preguntó a sus pacientes qué querían. A los dos ciegos sentados junto al camino, les dijo: “¿Qué queréis que os haga?” Mateo 20:32; Y le preguntó al hombre en el estanque de Betesda: “¿Quieres ser sano?” Juan 5:6; Después de oír sus respuestas los sanó de inmediato.
En la actualidad también es importante que un paciente anhele ser sanado. Pero aunque se podría suponer que todo aquel que está sufriendo tiene ese anhelo, la experiencia demuestra que esto no es necesariamente siempre así. Varios impedimentos emocionales y mentales quisieran impedir que uno anhele ser sanado. A veces yacen en lo profundo del pensamiento, sin que se les descubra porque no se les reconoce. Bien vale la pena que los enfoquemos con la luz de la Verdad para descubrirlos.
Una de las formas de resistencia a ser sanado espiritualmente es la creencia de que uno tiene que sacrificar y abandonar cosas que tiene en alta estima. Sin embargo, en realidad, esto se reduce a hacer una nueva evaluación y corregir nuestra escala de valores.
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