Hoy en día es posible rechazar lógicamente la teoría de que el carácter humano es herencia genética y es posible ver que cada niño expresa su propia individualidad. La Ciencia Cristiana explica que el niño es ahora mismo la idea espiritual de Dios. Dios es su Padre y Madre. Sus padres humanos representan el tierno cuidado de Dios. Estas verdades nos ayudan a vencer en nosotros y en nuestros hijos las restricciones que entraña el nacimiento material o las llamadas características heredadas.
La Sra. Eddy escribe: “En la Ciencia el hombre es linaje del Espíritu. Lo bello, lo bueno y lo puro constituyen su ascendencia. Su origen no se halla, como el de los mortales, en el instinto animal, ni pasa él por condiciones materiales antes de alcanzar la inteligencia. El Espíritu es la fuente primitiva y última de su ser; Dios es su Padre, y la Vida es la ley de su existencia”.Ciencia y Salud, pág. 63; La naturaleza verdadera de la Vida es lo que determina el carácter del hombre.
¡Consideremos lo importante que es el comprender nuestro linaje espiritual! Una generación tras otra ha creído que el hombre es un ser mental y físico a la vez. La Sra. Eddy saca a luz la verdad en la Ciencia Cristiana de que, por ser Dios el Espíritu infinito, el hombre es espiritual y la materia es irreal. El hombre es el reflejo de Dios, completo y perfecto en Él. En la proporción en que reconozcamos y practiquemos esta verdad, se verá manifestada en nuestra vida como armonía.
Un día, después de una desagradable experiencia con ciertos familiares, me sentí deprimida. Este sentimiento se manifestó en mí en la forma de sufrimiento físico. Mientras que humildemente luchaba por lograr más comprensión, los pensamientos inspirados de un querido amigo me conmovieron e inspiraron, al decirme éste, en una conversación, que él consideraba únicamente el bien divino como realidad. Dijo, “El mal pretende ser real, pero ¡ no es nada ! ” Estas palabras me hicieron ver que la creencia de que el hombre está gobernado por poderes y fuerzas materiales, de que puede pensar y actuar en forma independiente, es una mentira. Esta mentira se destruye al comprenderse que el hombre nunca en la materia, ya que Dios, el Principio divino, es el Padre del cual procede toda idea. En esto también vemos que el carácter verdadero del hombre concuerda con su origen, la Vida divina.
En la medida en que uno reconoce su origen divino, su vida está gobernada por la Mente divina; de lo contrario, si uno cree en un origen material, entonces estará gobernado por la mente mortal. La Sra. Eddy escribe: “Sabed entonces que poseéis poder soberano para pensar y actuar correctamente, y que nada puede privaros de esta herencia e infringir el Amor. Si mantenéis esta posición, ¿quién o qué cosa puede haceros pecar o sufrir?” Pulpit and Press, pág. 3; En la Biblia leemos: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 Cor. 5:17;
Ya que Dios es la Mente eterna, cuya creación consta de ideas espirituales, en realidad no hubo nunca período alguno durante el cual el hombre no haya existido. Y aquella persona cuya vista no está cegada por la creencia mortal de que el hombre nace en la carne puede comprender esto fácilmente. No tenemos por qué dudar de nuestra habilidad para librarnos de creencias mortales. Éstas sólo existen en el erróneo sentido material. Podemos comprender que Dios, el bien, es Todo-en-todo y el único creador. Podemos comprender y reconocer que es esencial que no nos veamos a nosotros mismos como mortales.
La Sra. Eddy dijo en el libro de texto de la Ciencia Cristiana: “El Espíritu diversifica, clasifica e individualiza todos los pensamientos, que son tan eternos como la Mente que los concibe; pero la inteligencia, existencia y continuidad de toda individualidad permanecen en Dios, que es su Principio divinamente creativo”.Ciencia y Salud, pág. 513; Cuando se comprende y se reconoce, este hecho espiritual forma nuestro carácter y nuestra experiencia humana. Disipa toda apariencia contradictoria. Si nos mantenemos firmemente en esta verdad divina, nos veremos libres de sufrimiento físico y mental. Cristo Jesús nos enseñó la comprensión del ser verdadero. No se identificaba como hijo de María, sino que reconocía a Dios, la Mente, como el único progenitor y probó para toda la humanidad que el Cristo, la verdadera naturaleza del hombre, está por siempre en unión con Dios.
Es solamente por medio de la Ciencia Cristiana, la cual reconoce a Dios como único creador del universo, inclusive el hombre, que se disipa la maldición de restricciones materiales. Y el bien que parece ser mortal proviene, en realidad, de Dios, el Espíritu.
Las inspiradas palabras de Juan son una bendición para toda la humanidad: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. 1 Juan 3:9.
