La pobreza se asoma considerablemente en el horizonte de la sociedad de nuestros días. Se proponen y estudian programas para combatir la extrema pobreza que afecta a casi todas las naciones y razas. ¿Existe alguna manera efectiva de hacer que la riqueza esté más al alcance de todos y garantice la subsistencia a todos los hombres? La Ciencia Cristiana dice que sí, pero también enseña que la pobreza jamás será eliminada únicamente por medios y leyes humanos.
Mientras que la legislación humana es incuestionablemente necesaria en el estado actual de desarrollo mundial y todos los medios apropiados deben ser explorados para aliviar la carga de nuestros semejantes, la Ciencia Cristiana ofrece una solución espiritual práctica y definitiva a este problema que ha plagado a la humanidad a través de los siglos. En la Ciencia Cristiana, la pobreza es un problema básicamente individual, y para solucionarlo definitivamente se tiene que resolver individualmente.
La Ciencia Cristiana comienza por resolver el problema en pensamientos puesto que el problema es principalmente mental. Todo lo que nos ocurre en nuestra vida diaria es una exteriorización de nuestro pensamiento y de las creencias que hemos aceptado. Algunas personas han aceptado la pobreza como algo normal en su vida, pero, en realidad, es solamente un falso modelo impuesto que puede quebrarse. La Sra. Eddy utiliza la palabra “pobreza” sólo una vez en su obra principal, Ciencia y Salud, pero en este pasaje está la solución al problema. Comentando sobre las narraciones del Nuevo Testamento, la Sra. Eddy escribe: “Jesús las ilumina, mostrando la pobreza de la existencia mortal, pero compensando abundantemente la miseria y el dolor humanos con ganancias espirituales”.Ciencia y Salud, pág. 501;
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