Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¡Levántate y resplandece!

Del número de noviembre de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“¡Oh, no!” pensó Cecilia al despertar el viernes por la mañana. Ni las alegres flores en el nuevo empapelado de su dormitorio la hicieron sonreir. Se sentía muy mal.

“Me parece que esto es lo que todos esos chicos en la escuela han dicho que tuvieron”, pensó. Recientemente casi todos en la clase de Cecilia habían perdido muchos días de clase por enfermedad.

Entonces Monito, su gato, saltó sobre su cama y empezó a ronronear, al mismo tiempo que frotaba su cabecita en la mano de Cecilia. Monito se sorprendió mucho cuando Cecilia lo empujó de la cama en lugar de darle su acostumbrado abrazo de buenos días. Nada divertía a Cecilia esa mañana.

“Bueno, Cecilia, es hora de levantarse y resplandecer”, dijo su madre subiendo las escaleras.

Con lágrimas que empezaron a rodar por sus mejillas, la niñita exclamó: “No me siento bien, mamita, no puedo ir a la escuela”.

Su mamá sabía que lo que Cecilia necesitaba era oración — la medicina de Dios. La oración que podía regocijarse en la bondad de Dios.

Sentándose al lado de su cama, su mamá le habló de Dios, el bien, diciéndole que Dios era absolutamente Todo. No había lugar para nada malo. Cecilia escuchó. Siempre se sentía mejor cuando pensaba en Dios. El trabajo de Dios había sido hecho perfecto. Como hija de Dios, ella era perfecta ahora mismo. Ya incluía todo lo bueno. Puesto que Dios había hecho todo perfecto, simplemente no había nada que fuera verdadero acerca de la enfermedad. Ésta no era más real que una pesadilla.

Cecilia recordó que cuando Cristo Jesús era sólo un jovencito, no mayor que ella, se ocupaba en los negocios de su Padre. Cecilia también estaba ocupada en los negocios de su Padre-Madre Dios, los negocios de demostrar la verdad. Ella sabía que no estaba tratando de cambiar algo malo en algo mejor. Había aprendido que la oración en la Ciencia Cristiana consiste en saber la verdad de que Dios ya nos ha hecho perfectos. No hay poder que pueda deshacer lo que Dios ha hecho. Y esta verdad cura lo que es falso.

Juntas, Cecilia y su mamá repitieron en voz alta parte de la definición de “hijos” que da Mary Baker Eddy en Ciencia y Salud: “Los pensamientos espirituales y representantes de la Vida, la Verdad y el Amor”.Ciencia y Salud, pág. 582; Pensaron en esta definición.

Entonces su mamá fue al cuarto contiguo y trajo su Biblia y Ciencia y Salud, y un ejemplar del TrimestralCuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana;, de brillante color, y los colocó sobre el escritorio de Cecilia.

“En lugar de estudiar hoy día tus libros de la escuela, puedes estudiar estos libros, Cecilia”, dijo su mamá. “Ahora voy abajo. ¿Por qué no lees hoy las seis secciones completas de la lección de esta semana?”

Cecilia estaba acostumbrada a leer solamente una sección de la Lección Bíblica cada mañana antes de ir a la escuela. Ahora tenía diez años y leía bien. Así y todo, ¿tenía que leer las seis secciones? Bueno, sabía que hoy necesitaba curación, y la Palabra de Dios era la única medicina que siempre había tomado. Ya era tiempo de que profundizara y estudiara realmente mucho. Ésta era la parte que le correspondía hacer a ella. Sabía que su mamá también estaba orando.

El tema de la lección de esa semana era “Verdad”. Se sintió segura de que el conocerse a sí misma como la perfecta hija de Dios la ayudaría a “levantarse y resplandecer”.

A medida que continuaba estudiando, Cecilia se dio cuenta de que todo lo espiritualmente bueno es la verdad. En la Biblia leyó que Jesús dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:31, 32. De manera que resolvió que debía buscar lo bueno en todo, y pensar solamente acerca de esta buena verdad. Y agradecer continuamente a Dios por el bien que ya tenía, que incluía salud perfecta.

No pasó mucho rato antes de que Cecilia corriera escaleras abajo pidiendo su desayuno. “Levántate y resplandece”, dijo gritando alegremente a su mamá.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / noviembre de 1975

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.