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Durante muchos años he encontrado gran...

Del número de noviembre de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante muchos años he encontrado gran consuelo leyendo las pruebas prácticas de nuestra religión sanadora que se dan en los muchos testimonios del The Christian Science Journal y del Christian Science Sentinel. Yo también desearía agregar algo a este granero.

Hace más de cincuenta años mi tío le dijo a mi madre que debería investigar Ciencia Cristiana porque un cliente le había contado de las curaciones que él había tenido mediante su estudio. ¡Cuán agradecida estoy a este hombre por haber hablado sobre ello, trayendo así este maravilloso consuelo a la vida de mi madre! Ella visitó a un practicista de la Ciencia Cristiana y sanó de estreñimiento crónico.

Algunos meses más tarde, después de haber recibido una segunda opinión médica de que su hijo tenía una enfermedad grave en la cadera y que debería ser hospitalizado, mi madre envolvió al niño en una manta y viajó en tren ciento sesenta kilómetros para ver al mismo practicista, quien oró para él. Muy pronto el niño pudo sentarse y pidió de comer. Más tarde, a pesar de la opinión médica de que nunca podría caminar, caminaba y corría normalmente. Cuando se enroló en la Fuerza Aérea, no tuvo ningún problema al ser examinado por los médicos, y sirvió allí durante ocho años. La curación que tuvo en su niñez fue total y permanente.

Mi madre demostró mucho amor y fe en la bondad de Dios y nos dio un hermoso ejemplo a seguir. Sin embargo, no estudié diariamente esta Ciencia hasta que estuve esperando mi primer hijo. Caí muy enferma y tuve que hospitalizarme. El doctor que estaba a cargo de mi caso, le dijo a mi esposo que si por alguna razón fortuita yo lograba vivir, no había posibilidades de que el niño viviera.

Tuve que guardar cama y no se me permitía leer o moverme si se podía evitar, pero recordaba cada versículo que había aprendido de la Biblia y cada frase que podía pensar de las obras de la Sra. Eddy. Muchas de éstas las había aprendido en casa o en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud (p. 463): “Para asistir debidamente al nacimiento de la nueva criatura, o idea divina, hay que apartar el pensamiento mortal de sus conceptos materiales en forma tal que el alumbramiento venga natural y sin peligro”. Repetí esta frase muchas veces hasta que sentí que había comprendido que, puesto que una idea espiritual nace de la Verdad y del Amor, la responsabilidad es de Dios y está siempre a Su cuidado. Esto me permitió perder todo temor concerniente al niño. Cuando el bebé nació, aunque era muy pequeño, hizo magníficos progresos y muy pronto le dieron de alta en el hospital.

Después de esta experiencia hice mayores esfuerzos para estudiar y comprender lo que leía. Cuando nos mudamos a un pueblo en donde podía concurrir a una Iglesia de Cristo, Científico, progresé mucho espiritualmente al tomar parte activa como miembro de la iglesia. Aprecio especialmente el período en que me desempeñé como Segunda Lectora porque esto me obligó a estudiar profundamente y aumentó mi consciencia del bien. Mis tres hijos se afiliaron a La Iglesia Madre cuando eran jóvenes y esto fue el resultado natural de concurrir regularmente a la Escuela Dominical.

Mi corazón rebosa de gratitud hacia Jesús, que ejemplificó al Cristo, y por la incansable búsqueda y el esfuerzo desinteresado de la Sra. Eddy para darle a la humanidad la llave espiritual de la Biblia, que nos permite contestar Sí a la pregunta (Job 11:7): “¿Descubrirás tú los secretos de Dios?”


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