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[Original en portugués]

Hace pocos años mi marido perdió su empleo...

Del número de noviembre de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace pocos años mi marido perdió su empleo, y esto me trajo una serie de problemas. El temor y la preocupación se apoderaron de mí, y debido a ello caí muy enferma. Tuve dos agudos y dolorosos ataques biliosos. Todo lo que comía me caía mal y estaba bajo un estricto régimen alimenticio. También sufría de fuertes dolores de cabeza y en los ojos, además de síntomas de presión alta. Fuera de todo esto me apareció una protuberancia en la espina dorsal, y como había perdido a un hermano a causa de un tumor en la laringe, estaba aterrorizada y pensaba que yo tenía la misma enfermedad.

Mis amigas me aconsejaron consultar a un médico, pero esto me atemorizó aún más. Entonces una de ellas, viendo mi desesperación, me preguntó si quería ir con ella a visitar a un Científico Cristiano, y me habló un poco sobre la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. y su obra sanadora. Acepté su recomendación y fui con ella.

La practicista era una persona sumamente agradable. Aun sus primeras palabras me confortaron, diciéndome que Dios estaba conmigo y que, por lo tanto, yo no podía estar enferma, sino que necesitaba liberarme del temor y ponerme completamente en Sus manos. Me fui de allí muy alentada, pues mi corazón estaba lleno de esperanza y confianza en Dios. La practicista me dio algunos ejemplares de El Heraldo de la Ciencia Cristiana, los que leí con avidez en mi deseo de encontrar consuelo y alivio.

Después me prestó Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, y cuando comencé a leer el primer capítulo, titulado “La Oración”, me sentí rodeada por un poder que ciertamente era divino, viendo por primera vez que la materia no tiene vida, y que yo tenía que reflejar la Verdad que es Dios. Dejé de aceptar como real lo malo que parecía haber en la gente y comencé a verlos como reflejos de la perfección de Dios. En menos de una semana la protuberancia comenzó a disminuir, y en pocos días desapareció completamente. No sé cómo expresar mi gratitud a Dios por esta manifestación de Su bondad.

Con la mayor fe continué leyendo el libro, junto con la Biblia, que considero es la joya más grande que jamás he poseído. Desde aquel momento comencé a comer de todo y jamás volví a sufrir del hígado. Mi vista se normalizó y desde entonces he estado completamente bien. Debo aclarar también que desde mi conversación con la practicista nunca volví a tomar medicina, y ha desaparecido el gran temor que solía sentir.

Esto se ha dejado sentir en nuestro hogar de un modo maravilloso. Había mucha discordancia debido a que mi marido no comprendía la verdad. La practicista le envió también a él literatura de la Ciencia Cristiana, y él le pidió ayuda por medio de la oración. ¡Qué alegría me dio observar el cambio que se realizaba en él! El resentimiento, la rebelión, y el ver solamente lo malo en la gente — todo desapareció con el tratamiento por medio de la oración. Ahora hay armonía en nuestro hogar, y mi marido está ahora empleado.

Estoy agradecida a Dios por haberme revelado esta verdad, por la obediencia de la Sra. Eddy a Dios al seguir a Cristo Jesús en la curación, y por la fiel practicista.


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