Hace pocos años mi marido perdió su empleo, y esto me trajo una serie de problemas. El temor y la preocupación se apoderaron de mí, y debido a ello caí muy enferma. Tuve dos agudos y dolorosos ataques biliosos. Todo lo que comía me caía mal y estaba bajo un estricto régimen alimenticio. También sufría de fuertes dolores de cabeza y en los ojos, además de síntomas de presión alta. Fuera de todo esto me apareció una protuberancia en la espina dorsal, y como había perdido a un hermano a causa de un tumor en la laringe, estaba aterrorizada y pensaba que yo tenía la misma enfermedad.
Mis amigas me aconsejaron consultar a un médico, pero esto me atemorizó aún más. Entonces una de ellas, viendo mi desesperación, me preguntó si quería ir con ella a visitar a un Científico Cristiano, y me habló un poco sobre la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. y su obra sanadora. Acepté su recomendación y fui con ella.
La practicista era una persona sumamente agradable. Aun sus primeras palabras me confortaron, diciéndome que Dios estaba conmigo y que, por lo tanto, yo no podía estar enferma, sino que necesitaba liberarme del temor y ponerme completamente en Sus manos. Me fui de allí muy alentada, pues mi corazón estaba lleno de esperanza y confianza en Dios. La practicista me dio algunos ejemplares de El Heraldo de la Ciencia Cristiana, los que leí con avidez en mi deseo de encontrar consuelo y alivio.
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