Una mañana un niñito se despertó gritando de dolor. Sus padres, que estaban alojados en un motel por unos días, oraron de todo corazón, pero el niño continuaba llorando.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!