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En el Prefacio del libro de texto de la...

Del número de noviembre de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En el Prefacio del libro de texto de la Ciencia Cristiana leemos: “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones” (Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, pág. vii). La verdad de estas palabras se me ha evidenciado en muchas ocasiones. Desde que estudio esta Ciencia divina he sanado de perturbaciones nerviosas, de anemia, de bronquitis periódica, envenenamiento con alimentos, gripe, quemaduras y eczema.

Algunas de estas enfermedades han sido superadas mediante mi propio estudio de la Biblia y del libro de texto Ciencia y Salud; otras, las más serias, han sido eliminadas por la oración de practicistas de la Ciencia Cristiana.

En muchas ocasiones la practicista me ha pedido leer la explicación que da la Sra. Eddy acerca de Dios en la página 465 del libro de texto: “Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad y Amor, infinitos, incorpóreos, divinos y supremos”. El estudio de estas palabras me ayudó durante mi curación de anemia. La condición era muy rebelde, pero finalmente cedió al sincero tratamiento de una practicista.

Hace poco sufrí de una postración nerviosa, que fue sanada en dos semanas mediante la oración en la Ciencia. El pasaje mencionado anteriormente, aun cuando fue uno de varios que me dieron para estudiar de la Biblia y de Ciencia y Salud, fue el que tuvo mayor efecto en mi pensamiento. Obtuve un maravilloso sentido del amor de Dios, y he aprendido que el tener confianza como la de un niño en la habilidad de Dios para cuidar de Sus hijos, siempre sana.

La Ciencia Cristiana ha cambiado toda mi vida. Ha reemplazado la tristeza con la alegría, el temor al fracaso con la confianza en la habilidad de Dios para guiarme correctamente en toda situación, y me transformó de una persona infeliz y enferma en una sana y feliz.

Una vez me sentí que estaba “por fuera mirando hacia adentro” —que lo bueno era sólo para los demás. Pero la Ciencia Cristiana demuestra que lo bueno es para todos. Cuando estamos preparados para aceptar el bien que continuamente está fluyendo como “las aguas puras del trono celestial” (Himnario de la Ciencia Cristiana, No. 40), podemos comprender que nadie está excluido del reino de Dios. El citado himno me ha consolado enormemente muchas veces. Los mensajes sanadores que contienen los himnos, los hermosos solos cantados en nuestros cultos religiosos y la preciosa música del órgano, los agradezco mucho.

Estoy más agradecida de lo que puedo expresar por el trabajo de curación de la Ciencia Cristiana, y por aquellos que a través de sus dedicados servicios llevan la Ciencia Cristiana a todos los que están preparados para recibir sus grandes bendiciones. He tenido muchas más curaciones de las que podría enumerar en un solo testimonio. Estoy agradecida por las enseñanzas de Cristo Jesús y por la Sra. Eddy por compartir su maravilloso descubrimiento con el mundo.


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