De la sección “Reseña Histórica”, Ver Manual de La Iglesia Madre, págs. 17–19; que aparece en el Manual de La Iglesia Madre por Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., aprendemos cómo se desarrolló progresivamente el concepto que ella tenía de Iglesia. Es muy inspirador para el Científico Cristiano de hoy en día estudiar los pasos que llevaron a la fundación de La Iglesia Madre y comparar su propio desarrollo con estos pasos.
En 1879 se votó, a moción de la Sra. Eddy, “organizar una iglesia destinada a conmemorar la palabra y las obras de nuestro Maestro, la cual habría de restablecer el Cristianismo primitivo y su perdido elemento de curación”. De ahí en adelante su Iglesia pasó por muchas vicisitudes. La inconstancia y procedimiento de sus miembros están relatados en las diferentes biografías sobre la Sra. Eddy, publicadas por La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana, y también en su libro Retrospección e Introspección.
En este último libro, la Sra. Eddy nos relata que en momentos en que se encontraba muy ocupada con otra tarea y no le era posible estar en el púlpito, no había ningún estudiante que pudiera mantener la armonía y prosperidad de la Iglesia. Reconoció que se había presentado una crisis, y en 1889 recomendó la disolución de la organización material.
Se aceptó esta recomendación. La Sra. Eddy dice:
“A esa medida siguió inmediatamente un gran renacimiento de mutuo amor, prosperidad y poder espiritual.
“En la historia de aquella hora consta esta crónica cierta. Engrosando sus filas e influencia, esta Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, organizada espiritualmente, aún está en marcha”.Ret., págs. 44–45;
Los miembros de esta Iglesia “organizada espiritualmente” continuaron como una asociación voluntaria. Sin embargo, luego de tres años vemos que la Sra. Eddy les pidió a doce de sus discípulos reunirse y organizar la Iglesia y llamarla La Primera Iglesia de Cristo, Científico. Aquí tenemos una prueba indudable de que se necesita una expresión humana de la idea espiritual, la Iglesia.
La institución que hoy protege, difunde y perpetúa las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, expresa el concepto cabal que la Sra. Eddy tenía de la Iglesia. El Manual dice: “La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Mass., está destinada a ser edificada sobre la Roca, el Cristo; o sea la comprensión y demostración de la Verdad, la Vida y el Amor divinos, sanando y salvando al mundo del pecado y de la muerte; para así reflejar, en cierto grado, la Iglesia Universal y Triunfante”.Man., pág. 19;
¿Cómo se desarrolló el concepto de Iglesia de la Sra. Eddy durante los tres años que transcurrieron entre la disolución de la iglesia en 1889 y la organización permanente de La Iglesia Madre? Primero, ella fue guiada a disolver la organización material y luego, como el Maestro, Cristo Jesús, que convocó a doce de sus discípulos para que protegieran especialmente su mensaje, ella convocó a doce de sus alumnos para organizar la Iglesia de Cristo, Científico, como la tenemos hoy en día. Ella es nuestra Guía. De la misma manera en que se desarrolló gradualmente en ella el concepto de Iglesia, así también se desarrolla en sus seguidores.
Cuando investigamos las obras de la Sra. Eddy para enterarnos del propósito y de la perspectiva de esos tres años, vemos que se retiró del mundo para revisar Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras.
Refiriéndose al Colegio Metafísico de Massachusetts, escribe: “En el año 1889, con el propósito de obtener una esperanza más elevada para la raza, cerré mi Colegio en medio de una prosperidad sin precedentes, dejé Boston, y busqué a solas y en silencio una mayor comprensión de la unidad científica absoluta que debe existir entre la enseñanza y la letra del cristianismo y el espíritu del cristianismo, que moran eternamente en la Mente divina o Principio del ser del hombre y que se revela por medio del carácter humano”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 246;
No hay aquí una exaltación espiritual abstracta ajena a la experiencia humana, ni una desviación de la enseñanza moral de los Diez Mandamientos y del Sermón del Monte. La única prueba de que comprendemos el cristianismo en la pureza de su Ciencia es mediante un carácter y comprensión semejantes al Cristo, con las señales que lo acompañan.
Las instrucciones de nuestra Guía a la Asociación Nacional de Científicos Cristianos indican también la importancia de espiritualizar la vida y el carácter humanos. En 1890 se les dijo a los estudiantes: “¡Disuelvan la Asociación Nacional de Científicos Cristianos! y vuelva cada uno a su lugar de acción para trabajar individualmente y por sí solo, para sí mismo y para los demás, los fines sublimes de la vida humana. Para lograr esto deben dedicar mucho tiempo a examinarse y corregirse”. Más adelante la Sra. Eddy dice: “Entonces pueden ustedes darle al mundo los beneficios que resultan de todo esto, y sanar y enseñar con más confianza”.Miscellaneous Writings, pág. 137;
Es muy útil preguntarnos cuál es nuestro propio concepto de Iglesia y por medio de este examen mental ver cuál es nuestra posición como miembros. ¿Estamos asegurándonos de que el primer concepto de la Iglesia “destinada a conmemorar la palabra y las obras de nuestro Maestro” ha madurado hasta llegar a la comprensión del concepto actual de Iglesia como un estado de consciencia, “o sea la comprensión y demostración de la Verdad, la Vida y el Amor divinos, sanando y salvando al mundo del pecado y de la muerte”?
Cuando el Jesús humano dejó a sus seguidores, les dijo que a la comprensión de sus enseñanzas seguiría la prueba de esta comprensión, es decir, por medio de obras semejantes a las suyas.
Cuando los que son sanados por la Ciencia Cristiana, incluso los alumnos de la Escuela Dominical, reconocen su deseo de servir a la Causa de la Ciencia Cristiana para así compartir las bendiciones que han recibido, se afilian a La Iglesia Madre y a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, con alegría y el deseo de servir.
Por el entusiasmo que sienten al hacerse miembros puede que se mesmericen y vean la actividad de la iglesia desde la base de un sentido personal del bien en lugar de ver toda actividad correcta como el reflejo del Principio divino, Dios. Entonces es cuando puede que aparezcan la desilusión y el desaliento, que la alegría se desvanezca, que asistir a los cultos religiosos no sea tan atractivo, o puede que se llegue a criticar a los otros miembros y a la forma en que las cosas se están haciendo.
La discordancia se insinúa a través de un concepto inmaturo de Iglesia y, como consecuencia, puede que se atrase el progreso de la curación por la Ciencia Cristiana en la comunidad. Ha llegado la hora de espiritualizar el pensamiento.
Nada necesita ser modificado en La Iglesia Madre, de la cual somos miembros, y La Iglesia Madre incluye a sus filiales. La forma actual de organización es permanente y esencial.
La Iglesia Madre y el Manual de la Iglesia son inseparables e inviolables; su influencia es universal. Pero haríamos muy bien en preguntarnos individualmente si nuestro propio pensamiento ha obtenido una purificación e iluminación comparables a los requisitos de nuestra Guía durante los tres años que transcurrieron entre el momento en que disolvió la organización material original y la organización de su Iglesia en su forma final.
Nuestra Guía se aisló para revisar Ciencia y Salud. Necesitamos dedicar más tiempo al estudio de este libro, y obtener una comprensión más profunda de él. Necesitamos dedicar tiempo para examinarnos y corregirnos para que esto se refleje en un carácter humano mejorado y, por lo tanto, en mejores curaciones y enseñanza.
No es necesario renunciar a La Iglesia Madre o a una iglesia filial para espiritualizar nuestro pensamiento acerca de la Iglesia. Renunciar a una iglesia filial porque no estamos de acuerdo con otros miembros o por cualquier otra falsa razón no nos acercará más al verdadero concepto de Iglesia, ni tampoco el negarnos a trabajar en las actividades de nuestra iglesia filial nos ayudará a obtener este concepto.
Pero permanecer en la iglesia, aun en momentos de dificultades, mientras espiritualizamos nuestro propio concepto de Iglesia, mientras espiritualizamos nuestra propia consciencia por medio de una profunda comprensión de la Biblia y de Ciencia y Salud y mediante la reforma de nuestro carácter humano, esto es progresar y traer también progreso y crecimiento a nuestra iglesia filial.
La parábola de Cristo Jesús sobre el vino y el labrador, es un ejemplo de la organización de iglesia: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto”. Juan 15:1, 2; La consciencia del Cristo, “la comprensión y demostración de la Verdad, la Vida y el Amor divinos”, es la viña, que está representada por La Iglesia Madre. El Principio divino, Dios, es el labrador. Dios poda y limpia para que demos mucho fruto.
En el concepto de Iglesia como un estado verdadero de consciencia, no hay sentido de mera actividad personal, de responsabilidad personal, de opinión personal o de crítica; éstos son brotes del error que caen bajo la podadera sanadora del Principio divino.
No podemos dejar de ser miembros de La Iglesia Madre o de una iglesia filial; no podemos ser miembros inactivos; no podemos perder la espiritualización diaria de nuestro pensamiento bajo la tierna guía del seguro Principio.
Deberíamos aceptar gozosos que se nos depure del ocio, la crítica, el desaliento, y de medios y procedimientos materiales. ¡Con cuánta gratitud podemos dejar que el Principio purifique nuestra iglesia filial! Podemos disponernos a servir con gusto en las distintas actividades de nuestra iglesia filial, confiando en que, por reflejo, podemos cumplir con las exigencias de cualquier trabajo que se nos encomiende. Podemos confiar y saber que los otros miembros también están realizando sus tareas.
Jesús concluyó su relato sobre las abundantes bendiciones de la vid — la consciencia del Cristo — diciendo: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”. v. 11.
La espiritualización de nuestro propio concepto de Iglesia hace que nos deleitemos en las actividades de la Iglesia. Nuestro gozo es total y permanente. Vemos que los servicios religiosos son demasiado recompensadores para perderlos y que nuestras tareas en un comité son demasiado interesantes para ser miradas como simple rutina. Si hay miembros de una iglesia filial que no ocupan cargos en comités o en otras actividades, cada miembro, no obstante, tiene el privilegio de orar diaria y comprensiblemente para los servicios, la Escuela Dominical, las conferencias y otras actividades.
La oración realizada con comprensión reconoce el poder del Cristo omnipresente para sanar e iluminar a la humanidad. Reconoce la ineficacia de cualquier tipo de materialismo para resistir al Cristo.
¡Con cuánta gratitud podemos seguir las instrucciones de nuestra Guía para espiritualizar nuestro concepto de Iglesia y para consagrarnos a nuestra expresión humana de ella! Uno puede aceptar el privilegio de cumplir “individualmente y por sí solo”, para sí mismo, y para otros, “los fines sublimes de la vida humana”.
Somos, entonces, verdaderos miembros de la iglesia “destinada a ser edificada sobre la Roca, el Cristo; o sea la comprensión y demostración de la Verdad, la Vida y el Amor divinos, sanando y salvando al mundo del pecado y de la muerte; para así reflejar, en cierto grado, la Iglesia Universal y Triunfante”.