En la creación de Dios las ideas divinas existen para expresar la naturaleza gloriosa del Amor infinito. Estas ideas cumplen el gran designio del Amor, o sea, el bien. El Amor divino es infinito y para expresarlo se necesita un universo infinito. El desarrollo de esta creación nunca cesa sino que continúa eternamente. Para expresar la individualidad de Dios se requiere una creación infinita. Por lo tanto, el Padre, o Principio divino, crea cada idea, y Sus inagotables energías espirituales — inteligencia, vigor, bondad y pureza — se manifiestan individualmente en todas Sus ideas.
La santidad del ser individual radica en el hecho de que cada idea es necesaria para que Dios exprese Su propia individualidad y ser infinitos. Cada idea es preciosa para el Padre. Aunque en el reino de los cielos, el dominio infinito de Dios, cada idea refleja salud, comprensión, belleza, armonía, libertad y perfección, los atributos infinitos de Dios, cada una lo hace de una manera individual o única. Sólo de esta manera puede manifestarse plenamente la individualidad infinita del Amor divino. El hombre que Dios creó está compuesto de las cualidades de Dios, dando testimonio activo e individual de la presencia de su Hacedor.
El reino de los cielos está en todas partes. Es la verdadera morada de la creación espiritual de Dios. Las ideas espirituales, que constituyen esta creación perfecta, tienen identidades indestructibles y están comprendidas en el Amor divino. Aunque el ser espiritual se desarrolla continuamente, cada idea es eterna, sin comienzo ni fin. La Sra. Eddy lo explica así en Ciencia y Salud: “No hay más que un creador y una creación. Esta creación consiste en el desarrollo de ideas espirituales y sus identidades, que están comprendidas en la Mente infinita y la reflejan por siempre. Estas ideas se extienden desde lo infinitesimal hasta lo infinito, y las ideas más elevadas son los hijos y las hijas de Dios”.Ciencia y Salud, págs. 502–503;
Cristo Jesús les reafirmó frecuentemente a quienes oían su palabra el gran amor que Dios tiene por Su creación. Habló de la delicada belleza de los lirios, de la importancia de la vida del gorrión, de la maravillosa gloria de la humilde hierba, del cálido rayo de sol y de la lluvia que bendice por igual a justos e injustos. Su vida y su misión sanadora dieron prueba abundante de la verdad de su propia afirmación: “El Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis”. Juan 5:20;
Las enseñanzas del Maestro nos ayudan a comprender que aunque el universo espiritual abunda en ideas espirituales, cada una de ellas es necesaria y amada. Cada una tiene su lugar en el perfecto plan de Dios. El Amor, el Padre-Madre, no abandona a su creación, y su creación, por ser espiritual, no abandona al Amor. Como cada reflejo del Amor coexiste con el Amor y tiene su propia esfera de utilidad, no hay hacinamiento en el reino espiritual. Como el ser espiritual refleja el desarrollo perpetuo de Dios, no tiene conocimiento de falta de oportunidad ni de oportunidades perdidas.
Estas verdades espirituales se pueden utilizar para resolver los problemas del hambre, la contracción económica, la inflación y el exceso de población que muchas naciones tienen hoy ante sí. La Ciencia Cristiana puede llevarnos a la solución del problema porque sólo la aplicación de las verdades de la economía divina puede resolver los problemas de la economía humana. La Sra. Eddy escribe: “Para los sentidos corporales las estrictas demandas de la Ciencia Cristiana parecen perentorias; pero los mortales están apresurándose a comprender que la Vida es Dios, el bien, y que el mal en realidad no tiene lugar ni poder en la economía humana o en la divina”.Ciencia y Salud, pág. 327;
Si enfrentamos las creencias discordantes asociadas con la superpoblación y nos sentimos desesperanzados, imposibilitados y acaso sin hogar, lo primero que debemos hacer es despertar a nuestro estado real de hijos amados de Dios, completamente satisfechos, amparados y en total posesión de nuestra herencia divina: los recursos infinitos del Alma. Al vernos bajo esta nueva luz, las creencias discordantes comienzan a desaparecer. En la proporción en que nuestro pensamiento se espiritualice, nuestras circunstancias externas mejorarán.
El despertar espiritual es esencial si el problema es la falta de educación causada por la superpoblación. La Mente que todo lo sabe mantiene todas las identidades como reflejos de la omnisciencia de la Mente. El reflejo espiritual le da al hombre su capacidad natural. Dios siempre Se revela a quien recurre a Él en humildad. La comprensión espiritual es la instrucción que todos necesitamos, y esta comprensión nos revelará los apropiados pasos humanos que habrán que darse para satisfacer esa necesidad de instrucción. Cristo Jesús dijo: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”. Lucas 12:32;
Si existiera una grave escasez de alimentos, la misma verdad básica satisfará también esta necesidad. Como la identidad verdadera del hombre es completa, debemos reconocer que la provisión está incluida en el reflejo espiritual y no en circunstancias materiales. La comprensión de esta verdad demostrará que la necesidad humana se puede satisfacer. La Sra. Eddy nos asegura: “El Espíritu alimenta y viste debidamente todo objeto, según aparece en la línea de la creación espiritual, así expresando tiernamente la paternidad y maternidad de Dios”.Ciencia y Salud, pág. 507.
Si el desempleo es la creencia causada por la contracción económica, que sugiere que no se nos necesita o que no se nos quiere, sólo tenemos que despertar a nuestra verdadera identidad para descubrir que somos el reflejo de Dios, plenamente ocupados en expresarle. La Mente, Dios, concibe al hombre y conoce su integridad. El hombre refleja ese conocimiento. Por lo tanto, incluye la capacidad y oportunidad para expresar su integridad permanente y progresivamente. El reconocimiento de esta verdad espiritual opera como una ley de progreso ilimitado en la experiencia humana.
Los estudiantes de la Ciencia Cristiana, como ciudadanos del mundo, pueden ayudar inconmensurablemente a sus hermanos mediante el pensamiento correcto. Deben recordar que, como Cristo Jesús, su misión es revelar el reino de los cielos y trabajar para que se establezca en la tierra. El Maestro inspiró a los hombres a buscar primero el reino de Dios, de modo que Su cuidado se manifestara en sus vidas. La Ciencia Cristiana reitera las enseñanzas del Maestro y demuestra que cada idea es preciosa para Dios como expresión de la actividad universal del Amor.