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Ayudando a lograr la paz

Del número de julio de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los Científicos Cristianos están dedicados a la causa de la paz. Oran para que se manifieste en todos los aspectos de la vida humana — en el espiritual, mental, físico, social, político e internacional. Se unen a todos los hombres y mujeres que aman la paz al trabajar para que llegue el día en que la inquietud mental y la guerra física, en todas sus formas, dejen de atormentar a la humanidad, y el reino de la armonía bendiga la tierra como ya ha bendecido al cielo.

Algunas veces se formula la pregunta: ¿Cómo es que si los estudiantes de Ciencia Cristiana aman tanto la paz no se unen a organizaciones cuya finalidad es la de promover la paz?

Cristo Jesús dijo: “Mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”. Juan 14:27; Jesús dio a entender que la manera cristiana de superar los conflictos no consiste en medios materiales sino espirituales. No se logra midiendo la fuerza humana con fuerza humana, ya sea física o mental. Se logra abandonando la creencia en un poder, presencia e inteligencia aparte de Dios, la Mente divina única, y reconociendo que este único Dios infinito es el único Espíritu divino que abarca todo el universo, incluso el hombre — el único Padre de todos, que mantiene eternamente a Su familia en perfecta armonía.

El Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy establece que cada Científico Cristiano verdadero trabaje por la paz. Uno de sus Estatutos comienza con estas palabras: “Será deber de los miembros de La Iglesia Madre y de sus filiales promover paz en la tierra y buena voluntad para con los hombres”.Man., Art. VIII, Sec. 16;

La finalidad de este Estatuto es bendecir al mundo así como a las personas individualmente. El Científico Cristiano que lo obedece no dejará de interesarse en los asuntos del mundo ni se retirará a una torre de marfil de indiferencia y egoísmo. Por el contrario, trabajará sin cesar por la causa de la paz de la manera más fundamental: Mediante la oración.

Para los estudiantes de Ciencia Cristiana, la oración no es una súplica a Dios para que mejore una condición humana discordante, tampoco lo era para Cristo Jesús. Prueba de ello son las palabras del Padrenuestro con su interpretación espiritual dada en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy:

“Venga Tu reino.
Tu reino ha venido; Tú estás siempre
presente.
Sea hecha Tu voluntad, como en el cielo,
así también en la tierra.
Capacítanos para saber que — así en
la tierra como en el cielo — Dios es
omnipotente, supremo”.Ciencia y Salud, págs. 16–17;

La Biblia revela que Dios es el Amor divino, el único creador y el único poder. No es lógico, entonces, creer que el universo que Él creó está destrozado por el odio y por la acción asesina de la voluntad mortal. La voluntad de Dios es que sólo el Amor divino gobierne a Su universo y al hombre. No hay conflictos egoístas, ni ambición desenfrenada, desconfianza, temor, ni elementos negativos del pensamiento materialista que promuevan el enfrentamiento entre los hijos de Dios.

En el reino de Dios siempre hay amor y comprensión, una hermandad y un propósito común en cada uno al cumplir con su cometido individual como testigo viviente de la naturaleza satisfaciente y espiritual del Padre universal. En ese reino siempre hay paz.

Ésta es la verdad del ser que Cristo Jesús vino a revelar. Los Científicos Cristianos se esfuerzan por reconocer que esta verdad del ser está siempre presente, y oran para ver que toda la humanidad la reconozca como el reino espiritual siempre a nuestro alcance.

En esta era de la historia humana parecería que no sólo las naciones, sino que sectores de la sociedad dentro de las naciones mismas, e instituciones e individuos dentro de esos sectores, están experimentando los efectos de una fuerte competencia. El punto a determinar es si ambos, la mente mortal y su representante, el hombre mortal descontento, infeliz e inquieto, que los sentidos físicos parecen ver, deben seguir aceptándose como lo real e inevitable, o si la revelación científicamente cristiana de un universo espiritual perfecto, que incluye al hombre perfecto gobernado por la ley divina de la armonía, ha de ser establecida como la verdad en nuestra experiencia actual.

Las fuerzas mentales de la espiritualidad, en conflicto con el materialismo, están luchando por la supremacía en la mente humana, y la humanidad está sintiendo en la actualidad los efectos de esta perturbación. Pero todo individuo que comprende la verdad espiritual de que Dios es el Padre de todos y que el hombre es Su expresión perfecta, puede y debe “promover paz en la tierra y buena voluntad para con los hombres”.

Dios es el único poder. Su voluntad se está cumpliendo. El Científico Cristiano fiel permanece firme en su comprensión y reconoce constantemente estas verdades. Adquiere valor con la promesa de la Sra. Eddy: “¡Oh gloriosa esperanza! queda un descanso para el justo, un descanso en Cristo, una paz en el Amor. Pensar en ello acalla toda queja; el encrespado oleaje del turbulento mar de la vida se deshace en espuma, quedando en el fondo un profundo sosiego”.Message to The Mother Church for 1902, pág. 19.

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