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Una sola fuente de pensamiento

Del número de julio de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando nos encontramos entre un grupo de personas que tienen distintos puntos de vista sobre un tema importante, no es fácil creer que no existe sino una sola fuente de pensamiento. Sin embargo, es así. Por más convincente que sea la evidencia de que hay muchas mentes, no existe sino una sola Mente infinita, Dios, de quien proviene todo pensamiento verdadero.

Los pensamientos contradictorios, egoístas, carentes de inteligencia, incomprensivos, faltos de amor, carecen de fuente aunque parezcan originarse en el cerebro material. En realidad, no existen. Por muy real que parezca ser un pensamiento, sólo tiene origen, substancia y realidad, si su fuente se encuentra en Dios.

Esta verdad fue la base de las obras sanadoras de Cristo Jesús, la verdad que él dijo que conoceríamos y nos haría libres. El verdadero conocimiento de esta verdad vino primero mediante su vida y sus obras, especialmente su triunfo sobre el odio que lo crucificó, y mediante su resurrección y ascensión. Esta verdad apareció nuevamente en el descubrimiento de Ciencia Cristiana efectuado por Mary Baker Eddy.

La multitud de mentes que enfrentaban a Jesús en su contacto con la gente eran literalmente nada cuando las comparaba con la Única Mente que él llamaba su Padre. Ya fuera que los pensamientos de la gente se evidenciaran en enfermedades, ceguera, demencia o muerte, él los rechazaba y demostraba que eran falsos. Él sanó “toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. Mateo 4:23;

Más tarde, cuando fue llevado ante Pilato, condenado por falsos testigos, y crucificado, el odio de las mentes mortales hacia la verdad que enseñó y demostró no encontró en él otra respuesta que el amor. Dios, el Amor divino, era la única Mente presente, el único poder para producir pensamientos verdaderos. Y los pensamientos de Jesús provenían de Dios. Todo pensamiento opuesto al Amor divino era, y es, error.

La Sra. Eddy escribe en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud: “El exterminador del error es la gran verdad de que Dios, el bien, es la Mente única, y que el supuesto contrario de la Mente infinita — que se llama diablo o el mal — no es Mente, no es Verdad, sino error, sin inteligencia ni realidad”.Ciencia y Salud, pág. 469.

Si creemos que estamos enfermos, podemos exterminar la enfermedad. Su existencia no es sino “el supuesto contrario de la Mente infinita”. Cuando afirmamos la verdad de la Mente única e infinita y reconocemos la nada de cualquier otra mente, vemos los pensamientos que parecen emanar de esa mente y los síntomas que se presentan como la objetivación de esos pensamientos, como irreales. Entonces la enfermedad es sanada.

Tenemos el derecho y el deber en todo momento de desafiar el pensamiento y preguntar: “¿Quién dijo eso? ¿De dónde vino ese pensamiento?” Si fue el Amor divino, la Mente divina, que lo dijo, entonces, es verdad. Si no, es error, sin substancia, sin poder, sin realidad. No tuvo comienzo ni desarrollo ni fin; no tuvo existencia. Ni siquiera merece el honor de ser reconocido como algo que no puede ser. Es la nada, y no existe.

Si creemos que nuestra dificultad es causada por el pensamiento equivocado, la conducta equivocada, el malentendido o la malicia de alguien, tenemos la libertad de emplear “el exterminador del error”. Podemos reconocer la única Mente y comprender que no hay otra fuente de pensamiento.

No necesitamos, y no debemos, trabajar contra otros; ni orar para que sus pensamientos cambien si no lo solicitan. Pero si al orar confiamos en Dios, podemos incluir en esa confianza firmes negativas a toda sugestión de que exista otra mente y pensamientos que parezcan expresar lo que es desemejante a la inteligencia divina. Tales negativas son efectivas en la medida en que estamos conscientes de que se originan en la única fuente de pensamiento.

Si pensamos que nuestro problema es el resultado de nuestro propio pensamiento errado, también tenemos a nuestra disposición el exterminador del error. Si reconocemos que algún pensamiento que tenemos no es de origen divino, tenemos el poder de la única Mente para destruir el error. Es fácil dejar de lado un pensamiento equivocado, dejar de reaccionar ante el mal como si fuera real, dejar de ser gobernados por un hábito, dejar de sentir temor, incertidumbre, resentimiento, soledad, desamor, etc., cuando aceptamos a la Mente infinita como la única fuente de pensamiento. La aceptación de esta gran verdad trae la alegría de tener pensamientos verdaderos. Así que lo único que hay que dejar de lado es el sentirnos esclavos de la nada.

Incluso el pensamiento de que un día tenemos que morir debe ceder al exterminador del error, ya que tal pensamiento es error. El hombre está hecho de los pensamientos que emanan de Dios. El hombre es la idea de la Mente. No existe otro origen del hombre y el hombre no está sometido a ninguna condición fuera de la Mente divina. De acuerdo con la idea generalizada que tenemos de mente e idea, una idea muere sólo si la mente que la concibe la deja morir. Pero nuestra Mente es el Amor infinito. Nunca deja de mantener a cada uno de nosotros como su amada idea. No importa lo que la evidencia de otras mentes sugiera; no importa cuánta gente crea en la evidencia, nunca morimos. Los pensamientos formados por la creencia de que morimos no tienen fundamento, carecen de substancia, son falsos.

Cada momento de cada día es una oportunidad para reconocer la única fuente de pensamiento. Las posibilidades de cada día son ilimitadas.

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