Una vez establecida la Pascua, los hebreos obedecieron la orden de dejar Egipto sin demora (los egipcios estaban finalemente aterrados por la sucesión de plagas). En consecuencia, los israelitas y su líder, Moisés, volvieron sus pasos hacia Canaán, la tierra de sus antepasados (ver Génesis 12:5; 47:1).
La primera etapa luego de dejar Ramesés fue Sucot, que, al parecer, estaba situada al sur del camino que conduce directamente a Canaán. Esta ruta tenía sus peligros, porque habría conducido a los israelitas por entre el hostil territorio filisteo; por lo tanto, “la columna de nube” (Éxodo 13:21) que les fue dada divinamente y los guió y protegió, los llevó por un desvío hacia el sur, en las cercanías de Baal-zefón, que algunos han identificado con la moderna Suez.
Fue aquí que los egipcios, que se habían recobrado parcialmente de la conmoción y del pánico, cayeron sobre la multitud que huía. Ahora eran los israelitas a quienes dominaba el pánico. Es cierto que la columna de nube se colocó entre ellos y sus enemigos, dándoles un alivio temporario, pero aún así, su posición parecía ser, para la mayoría, en extremo peligrosa. Enfrente tenían el Mar Rojo, al suroeste una cordillera rocosa, mientras que cualquier retirada aparecía bloqueada por las fuerzas egipcias.
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