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[Original en alemán]

Hacia fines de 1907, la Ciencia Cristiana...

Del número de julio de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hacia fines de 1907, la Ciencia Cristiana llegó a mi hogar paterno mediante unos familiares de América. Mi madre estaba inválida, pero pronto fue sanada mediante la lectura de la edición alemana de El Heraldo de la Ciencia Cristiana.

Años más tarde, una grave enfermedad estomacal me causaba dolores insoportables. Mi madre tuvo que insistir mucho para convencerme de que leyera literatura de la Ciencia Cristiana. Entonces llegó a mis manos el libro Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. De este libro obtuve mucha iluminación sobre la Biblia.

Al comienzo lo leía vacilante, pero pronto me cautivaron sus páginas instructivas y escritas con amor. Leemos en la página 14: “Daos cuenta, aunque no sea más que por un solo momento, de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales, — que no están en la materia ni proceden de ella,— y el cuerpo entonces no proferirá ninguna queja. Si estáis sufriendo de una creencia en la enfermedad, os encontraréis bien repentinamente”. Estas palabras hicieron un impacto tan grande en mí, que desde aquel momento me sentí aliviado.

Después recibí tratamiento de una practicista de la Ciencia Cristiana. Gracias a ella empecé a estudiar sinceramente las Lecciones- Sermones del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana y sané totalmente. Todas mis dificultades se desvanecieron, y con el correr de los años he tenido el privilegio de atestiguar de muchas curaciones en mí mismo y en los demás. Posteriormente aprendí de Ciencia y Salud cómo destruir el temor.

En su libro The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 210), la Sra. Eddy escribe: “Los buenos pensamientos son una armadura impenetrable”. Aferrándome estrictamente a la comprensión de esta verdad, experimenté la más grande protección y seguridad durante las dos guerras mundiales, mientras servía en la línea del frente mismo.

La Ciencia Cristiana ha sido, por cierto, mi protección hasta el día de hoy. Me rodea con la armadura del Amor en todas partes. En mi edad avanzada tengo salud y estoy muy satisfecho.

Estoy agradecido a Dios por Su hijo, Cristo Jesús, y por la Sra. Eddy, quien nos ha enseñado a andar en los pasos del Maestro, el único camino correcto.


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