Cristo Jesús respondió a sus acusadores con un silencio profundo y significativo. Se mantuvo silencioso ante los principales sacerdotes, los ancianos y Pilato. La ocasión era demasiado solemne y muy sagrada para someterse a sus preguntas.
Cuando fue acusado de muchas cosas ante Pilato y los principales sacerdotes, Jesús no dijo nada, como lo dice San Marcos. Ver Marcos 15:3–5; ¡Cuántas palabras poderosas había dicho al liberar a otros destruyendo el pecado y sanando la enfermedad! Por supuesto que podía haberse liberado de la misma manera en esa oportunidad. Pilato estaba asombrado. A pesar de todo lo que estaba en juego, el hombre permaneció silencioso ante él. ¿Admiró Pilato a Jesús secretamente?
Pero no había palabras para lo que Jesús hubiera tenido que decir. Estaba más allá del entendimiento mortal. Si Pilato y los fariseos hubieran podido comprender este silencio, hubieran temblado ante su grandeza y santidad. Esto se tradujo en una bendición para la humanidad — su gran demostración de la Verdad.
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