Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

“Tenemos la mente de Cristo”

Del número de noviembre de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las palabras de Cristo Jesús tienen un valioso significado para todo estudiante sincero del cristianismo práctico. Jesús se dirigió a muchos diferentes estados de consciencia humana con una comprensión llena de amor que abarcó las necesidades del mundo entero. A aquellos que aún luchaban bajo el peso total de la creencia en una identidad separada de Dios, les dijo tiernamente: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28–30; Esta cariñosa invitación fue como una mano tendida con compasión para alcanzar al agobiado sentido humano sumergido en las profundidades de su creencia de habilidad o falta de habilidad personal. Fue como si hubiera dicho: “Vuestra verdadera identidad, la imagen y semejanza de Dios, no tiene cargas”.

El conocimiento que Jesús tenía de su unidad con Dios se expresó en sus palabras: “Yo y el Padre uno somos”. Juan 10:30; Se identificaba a sí mismo con la naturaleza de Dios, la inteligencia divina o Mente, reconociendo el hecho de que su ser y su actividad eran uno con el Padre, su Principio divino que es Vida, Dios; que trabajaba como su Padre trabajaba, desde el punto de vista de la Mente que es todo acción. Como el Mostrador del camino para toda la humanidad, mostró claramente la senda que todos deben seguir para llegar a la plena comprensión de la filiación del hombre con Dios. El tremendo impacto que hizo el ministerio sanador de Jesús entre los hombres, se debió al hecho de que él era la encarnación del Cristo, de la manifestación del poder y del amor de Dios. El Cristo es la Verdad, la Verdad eterna y siempre presente que Jesús demostró y que la Ciencia Cristiana enseña que está disponible en toda época. El Cristo, la Verdad, purifica. Revitaliza nuestra vida. Redime. Reforma.

En la Ciencia Cristiana encontramos pruebas del poder redentor del Cristo, la Verdad, en la curación de la enfermedad y la destrucción del pecado por medio del despertar espiritual. Estas obras sanadoras confirman el hecho de que mediante el poder del Cristo, que es eterno y está siempre presente, Jesús abrió el camino para todos los hombres para que se conocieran como hijos de Dios. En otras palabras, Jesús mostró mediante ejemplo inmediato, cómo la verdad de lo que Dios es y la verdad de lo que el hombre realmente es como el reflejo de Dios, enteramente espiritual y no material, libera a los hombres de todo mal. En cierta ocasión Pablo dijo: “Haya, pues, en vosotros esta mente que hubo también en Cristo Jesús”. Filip. 2:5 (según la versión King James de la Biblia); Se requiere profundo poder espiritual para transformar la vida humana. Este poder es el Cristo, siempre presente como inteligencia divina, la verdadera consciencia de que habla Pablo cuando dice que “tenemos la mente de Cristo”. 1 Cor. 2:16; Por medio de la Mente de Cristo, nosotros también podemos demostrar la divinidad que libera a la humanidad de las opresoras cargas del materialismo.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / noviembre de 1976

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.