¿Qué Científico Cristiano no anhela ver su iglesia filial o sociedad más concurrida? No es que el objetivo sea el mero deseo de llenar los asientos, sino más bien porque su iglesia tiene tanto que dar, y son my pocos, entre los billones de personas que constituyen la humanidad, los que saben que ellos también pueden participar de esto que se da.
¿Qué miembro no desea ver una mejor acogida a las conferencias de la Ciencia Cristiana, a las Salas de Lectura, a la distribución de literatura, al The Christian Science Monitor? Alguien puede preguntarse: ¿por qué, si los miembros trabajan y oran con tanto tesón, y la necesidad del mundo es tan grande, las actividades de la iglesia parecen despertar tan poco interés en el pensamiento de la gente?
El Evangelio según San Lucas relata la reacción de Cristo Jesús cuando uno de sus oyentes dijo: “Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios”. Jesús procedió a contar la historia de un hombre que hizo una gran cena pero encontró que todos sus invitados tenían muchas excusas para no asistir. Uno quería ver un terreno que había comprado, otro necesitaba probar unos bueyes recién comprados y aun otro acababa de casarse. Entonces los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos fueron invitados. El anfitrión ordenó a su siervo: “Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”. Lucas 14:15, 23;
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