Los libros de historia muestran que la humanidad ha estado perpetuamente plagada de problemas de carencia individual y escasez mundial. Si estamos enfrentados a ellas en la actualidad (y lo estamos), éstos no son fenómenos nuevos sino que representan ejemplos actuales de la primera mentira de la mortalidad la limitación. Cualquier clase de escasez que las naciones enfrentan hoy en día — ya sea de alimentos, energía, alojamiento, empleo o de cualquier otra índole — son meras variaciones de la mentira de existencia limitada sugerida por los sutiles argumentos del sentido material. El origen de estos argumentos es representado en la Biblia por la serpiente, la cual, desde el comienzo de los tiempos, ha engañado al mundo entero con la creencia de que el bien es limitado.
Mas Dios, el único Yo soy el que soy, es Todo, es Infinitud. Dios, el bien, está presente en todas partes y lo incluye todo. Dios es poder inagotable, inteligencia omnipresente, substancia perfecta e imperecedera. Es la Vida eterna, la individualidad infinita. Él no conoce escasez alguna, ni fin de Su propio ser o del bien que proporciona abundantemente a todo lo que Él crea.
Todo lo que verdaderamente existe está incluido en el Espíritu, en Dios que es Todo. Él es el único Principio divino, el creador infinito; y Su idea, o creación, se manifiesta perpetuamente como el universo espiritual, perfecto, infinito, y eterno, incluyendo al hombre.
El ser verdadero es ilimitado, sin comienzo ni fin. Ni Dios, la Vida, ni la manifestación de Dios, la Vida, están confinados o limitados en forma o substancia. En el universo de Dios no existe la carencia o escasez de nada que sea bueno y necesario para el bienestar de los innumerables objetos individuales y espirituales de Su creación, más de lo que podría existir la mínima limitación en Dios mismo. Él es la Vida, la Verdad, el Amor, la Mente, el Alma, el Espíritu inagotables; y Su manifestación, el universo y el hombre, refleja esta infinitud de todo el bien.
La realidad del ser verdadero revelada en la Ciencia Cristiana es clara: Dios, el Amor divino, está en todas partes, llenando todo el espacio ilimitado por toda la eternidad. La substancia espiritual e infinita está manifestándose perpetuamente en todas partes; por consiguiente, no hay vacíos ni escasez. En realidad, la carencia es por siempre desconocida y es imposible llegar a conocerla. Siempre hay lo suficiente de todas las cosas. La verdad es siempre abundante. Como la Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: “La profundidad, anchura, altura, poder, majestad y gloria del Amor infinito llenan todo el espacio. ¡Eso basta!”Ciencia y Salud, pág. 520;
La infinitud es un hecho de la Verdad eterna, y podemos comprobar esto ahora mismo para nosotros y para los demás como Cristo Jesús y algunos de los profetas y apóstoles lo comprobaron siglos atrás. La Biblia insiste en que es malo creer que haya otros dioses, dioses finitos fuera del único Dios infinito. Y la Ciencia Cristiana muestra que, en realidad, es una creencia pecaminosa de la mente mortal de que el bien es limitado, que existe una carencia o escasez de él. La Sra. Eddy declara: “La primera manifestación inicua del pecado fue una finitud”.Retrospección e Introspección, pág. 67; Aquel que vislumbra la verdad de que la limitación es una mentira tiene la responsabilidad de ayudar al mundo entero a vencer la escasez refutando la mentira de lo finito y demostrando para sí mismo y para los demás que el Amor, ciertamente, llena todo el espacio.
Más que dejar meramente de creer en la sugestión engañosa de que el bien es finito y que la escasez existe, deberíamos ensanchar en gran manera nuestro concepto de Dios y reconocer la disponibilidad del poder y substancia espirituales e infinitos, aun en las situaciones humanas donde el testimonio de los sentidos pretendería sostener que hay una necesidad.
El limitar a Dios o Su creación es una ofensa contra Él. Los israelitas en el desierto preguntaron dudosos: “¿Podrá Dios ponernos mesa en el desierto?” Salmo 78:19 (según Versión Moderna); Él pudo, y lo hizo cuando “la gloria de Jehová apareció en la nube”. Éx. 16:10. Después todos fueron alimentados.
La creencia en las limitaciones no sólo nos hace morir de hambre en medio de la abundancia que Dios ha provisto, sino también a desfallecer de cansancio en vez de renovar nuestras fuerzas recurriendo al origen divino e inagotable de la energía. Nos hace sufrir a causa de la limitación intelectual cuando debiéramos reclamar los recursos de la Mente omnisciente, y nos induce a consentir en la muerte bajo la impresión errónea de que la vida es limitada, en lugar de resistir a la muerte sobre la base de que la Vida, Dios, es eterna. Pero cuando reconocemos la presencia infinita de Dios, ayudamos a liberar al mundo entero de todas estas consecuencias de la creencia falsa.
La creencia falsa de que la limitación es algo normal está tan arraigada en el pensamiento humano que es menester estar constantemente alerta y hacer un supremo esfuerzo para desecharla cuando se manifiesta en las formas de carencia que nos hemos acostumbrado a ver en la vida diaria. Nos inspiramos cuando leemos en la Biblia acerca de cómo fueron vencidas las limitaciones humanas — tales como las ocasiones en que Jesús alimentó a las multitudes. Nos regocijamos cuando escuchamos testimonios ofrecidos por estudiantes de Ciencia Cristiana que, en cierta medida, han superado la barrera de la mentira de la mente mortal sobre limitación en su propia vida y han experimentado la abundancia allí donde parecía haber existido la carencia. Mas el sentirnos inspirados ocasionalmente y demostrar vacilantes la ley de Dios del poder y substancia infinitos, no nos basta si hemos de vencer “la primera manifestación inicua del pecado” en las tremendas evidencias de la creencia de limitación que vemos en el mundo hoy.
Las noticias acerca del hambre que amenaza a naciones enteras, las deplorables predicciones de que pronto llegaremos al fin de los recursos terrenales de energía, los agudos problemas relacionados con la vivienda en ciertas regiones, el desempleo, la escasez de toda índole, desde la falta de papel hasta la de fondos adecuados para el mantenimiento de la iglesia — todo ello es señal de que la “manifestación inicua del pecado” no está todavía siendo adecuadamente combatida por las personas en sus propios pensamientos y vida. Ello puede servir de advertencia a todos los que tienen cierta comprensión de la infinitud de Dios, el bien, de la Vida eterna y de la naturaleza inagotable del Alma y de la substancia, acerca del deber que tienen de vencer todas las evidencias de limitación. Deberían demostrar la afluencia del Espíritu dondequiera que se presente la oportunidad. De este modo, la mentira de la limitación y su influencia restrictiva serán cada vez más neutralizadas con la idea divina de la infinitud en sus propias vidas y, finalmente, serán eliminadas de la faz de la tierra.
