La Iglesia Cristiana nació el Día de Pentecostés — cincuenta días después de la última Pascua celebrada por Cristo Jesús. Ocupados continuamente en oración profunda y unánime, los discípulos habían estado esperando el advenimiento del Espíritu Santo, el Espíritu de verdad que les fuera prometido por su Maestro. Estaban esperándolo, preparándose para recibirlo. Estaban listos para él.
En el libro de Hechos se dice que los discípulos “estaban todos unánimes juntos.. . Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Hechos 2:1, 4;
Estaban todos unánimes en la manifestación del Cristo, en la comunicación divina e imparcial de la eterna verdad acerca de Dios y del hombre. En ese momento supremo se cumplió la profecía de Joel: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”. Joel 2:28;
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