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LA CONTINUIDAD DE LA BIBLIA

[Una serie señalando el desarrollo progresivo del Cristo, la Verdad, a través de las Escrituras.]

El Noveno Mandamiento

Del número de junio de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Biblia muestra que hablar falso testimonio contra el prójimo era tan devastador como completamente injusto, y este hecho demuestra la necesidad de una regla imperativa como la ordenada por Moisés en el mandamiento: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20:16). La reina Jezabel, al exigir que se acusara falsamente de blasfemia a Nabot, provocó la muerte de Nabot para satisfacer el capricho de su esposo, Acab (ver 1 Reyes 21:7–14); acusaciones parecidas e igualmente inválidas, según indica el Nuevo Testamento, causaron el asesinato de Esteban, el primer mártir cristiano (ver Hechos 6:11–13), y contribuyeron directamente a la crucifixión de Jesús mismo (ver Marcos 14:55–59).

En el libro de Deuteronomio (ver 5:20) no sólo se registra substancialmente el texto del Noveno Mandamiento enunciado en el libro del Éxodo, sino que se extiende la aplicación de esta ley, determinando que si se probaba que alguien había dado falso testimonio, el perjuro debía recibir la misma pena que él había procurado hacer caer sobre la persona enjuiciada: “Entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano” (19:19). En un evidente esfuerzo por asegurar testimonios verdaderos, especialmente cuando la vida del acusado podía estar en peligro, el libro de Deuteronomio determinó que ningún hombre podía ser condenado a muerte por el testimonio de un solo individuo sino que en esos casos se requerirían dos o tres testigos (ver 17:6; también, Juan 8:17).

En las Bienaventuranzas, Cristo Jesús bendice a quienes tienen que sufrir falsas acusaciones por causa de él, asegurándoles que regocijo y alegría abundante les aguardan, junto con grandes recompensas en el cielo, implicando que la actitud que con tanta valentía adoptan es comparable a la tomada por los profetas en el período del Antiguo Testamento (ver Mateo 5:11, 12). Vemos también que el Maestro amplía el alcance del Noveno Mandamiento, pues va más allá de la condenación del testigo falso y aconseja a sus oyentes que ni siquiera deben juzgarse los unos a los otros en manera alguna, so pena de ser ellos mismos juzgados (ver Mateo 7:1).

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