Me siento en el deber de expresar públicamente mi agradecimiento a Dios por una maravillosa prueba del poder sanador de la Ciencia Cristiana.
Recientemente rodé escaleras abajo en mi casa, me lesioné una rodilla y la condición se hizo muy dolorosa. Pensé de inmediato en la verdad de que Dios estaba conmigo y que Él era mi Vida y mi salud, y que en el reino de Dios donde realmente “vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:28), no hay accidentes. Pensé también en la verdad de que, como idea espiritual, yo no pude haberme caído o lesionado. Por varios minutos estuve en el suelo orando de esta manera.
Esa tarde seguí andando por mi casa, pero cuando llegó la noche el error me tentó a creer que no podía dar un paso ni caminar.
Fue así que pedí a una practicista de la Ciencia Cristiana que me ayudara mediante la oración. Me dio la ayuda con mucho amor. Aquella noche pude descansar y llegar al día siguiente hasta su oficina. A partir de entonces comencé a mejorar. También debo decir que tuve que afirmarme mucho en la verdad de que Dios es Espíritu y el hombre Su reflejo perfecto. Por lo tanto, en la realidad, nada había ocurrido que me dañara.
Hoy me encuentro totalmente bien. Por esto doy infinitas gracias a Dios por la Ciencia Cristiana y por la Sra. Eddy, y por la practicista que me ayudó. Por éste y por tantos otros beneficios recibidos estoy muy agradecida.
Montevideo, Uruguay
