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El desempleo — una puerta para la oportunidad

Del número de junio de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Desafíos económicos que causan reducciones en los presupuestos y en el personal no tienen por qué ser un desastre para aquellos que ya no tienen un empleo. En el universo infinito de la Mente hay un lugar perfecto para cada una de las ideas de Dios, y podemos demostrarlo. Aquellos que están desempleados pueden recibir inspiración de las palabras de la Sra. Eddy: “Mi fe en Dios y en Sus seguidores descansa en el hecho de que Él es el bien infinito, y que Él les da a Sus seguidores la oportunidad para hacer uso de sus virtudes latentes, y para poner en práctica el poder que yace oculto en la calma, y que las tormentas despiertan al vigor y a la victoria”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 204 ;

El empleo, desde el punto de vista de la Ciencia Cristiana, implica expresar las cualidades de inteligencia, bondad, inspiración, belleza, fortaleza, etc., que pertenecen al hombre como semejanza de Dios. Dios, quien nos ha provisto de estas cualidades, no deja de proveer las oportunidades mediante las cuales pueden ser utilizadas. Por muy abrumadora que parezca ser la evidencia económica, existe un lugar donde cada uno puede expresar los talentos que Dios le ha dado, y puede compartirlos con otros.

Entre los desafíos que enfrenta el que busca empleo, está el de la demora; la necesidad de adaptarse a un campo diferente de trabajo; las restricciones por la edad y la falta de dinero. Pero todas estas cosas pueden ser superadas mediante la comprensión de la Ciencia Cristiana, que arroja luz sobre la identidad espiritual e ilimitada del hombre.

Convertido repentina y dramáticamente al cristianismo, Pablo, cuyo fervor por las tradicionales leyes lo había llevado a perseguir a los cristianos, se dio cuenta de que toda su vida tomaba un rumbo diferente. Su sinceridad, dedicación y amor por Dios abrieron la puerta para que sus talentos pudieran ser verdaderamente utilizados en Su servicio. Se le presentaron oportunidades para predicar donde pudiera llegar al mayor número de personas que nada sabían de Cristo Jesús o de las enseñanzas de Jesús. Podemos estar seguros de que su trabajo le proporcionó una profunda satisfacción.

Por medio de la Ciencia Cristiana, aquellos que deben afrontar la repentina cesantía de su empleo pueden encontrar medios para utilizar sus talentos en otras direcciones. El hombre, una idea espiritual, no depende de personas, del azar, o de circunstancias, para su progreso o felicidad. Dios está constantemente suministrando a Sus ideas todo cuanto necesitan, y nada retiene que pueda ser necesario para el bienestar de estas ideas.

Debemos ser flexibles. Es posible que tengamos más talentos de los que creemos que tenemos, o bien, que podemos usarlos en nuevas direcciones. No tenemos por qué temer el trabajar en un campo diferente pues Dios nos da la habilidad para afrontar cada desafío cuando humilde y confiadamente recurrimos a Él en busca de guía.

¿Qué podemos hacer si creemos que nuestra edad es la razón por la cual un empleador ha rechazado nuestra solicitud de empleo? Al ayudar a otros a enfrentar este problema, debemos, en primer lugar, estar absolutamente seguros de que nosotros mismos no le estamos dando tácita validez o temiéndolo. ¿Qué es la edad sino una limitación que nosotros ponemos sobre la identidad del hombre y sus aptitudes? El hombre, hecho a la semejanza de Dios, es verdaderamente una idea espiritual, no un ser humano limitado. La habilidad que tenemos para razonar, para utilizar ideas, para expresar fortaleza, versatilidad, etc., se deriva de la inmensurable sabiduría y poder de Dios, que nunca se agotan. Y, a medida que usamos las buenas cualidades, éstas se desarrollan más y están más disponibles en el instante que las necesitamos, evidenciando así más claramente la naturaleza verdadera del hombre. La Sra. Eddy nos recuerda: “Cada año que pasa desarrolla más sabiduría, hermosura y santidad”.Ciencia y Salud, pág. 246 ; Cuando Pablo emprendió su tercer y arduo viaje misionero, probablemente ya tenía más de cincuenta años.

El temor a la carencia muchas veces desafía a aquellos que deben afrontar la cesantía. ¿Habrá suficiente para poder seguir adelante? A medida que comprendamos la infinita provisión de Dios para el hombre, habrá no sólo lo suficiente sino en abundancia. La comprensión del constante cuidado de Dios por Sus hijos nos proveerá de lo necesario tal como Pablo fue provisto cuando pudo mantenerse a sí mismo, o cuando fue cuidado por los primeros cristianos en cada etapa de sus viajes. Dios, el Amor infinito, nunca cesa de amar, y las ideas del Amor jamás dejan de ser las receptoras y la expresión de ese gran amor.

“Yo amaba mi trabajo. Ninguna otra cosa podrá darme tanta satisfacción”, podríamos pensar. La dedicación al trabajo de Dios y la confianza en Su plan perfecto para Sus hijos deberá proporcionar un empleo satisfactorio y recompensador. Cualquiera que sea nuestra actividad, cuando expresamos amor, dedicación e inteligencia, debemos obtener una mayor realización y gozo. Para lograr esta realización a menudo se requiere la oración consagrada, pero el escuchar la dirección divina, que inevitablemente llega, y luego obedecerla, trae resultados muy recompensadores. La Biblia nos asegura: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. 1 Cor. 2:9.

Lo que al principio parece ser un desastre en realidad puede ser una gran oportunidad. Podemos aprovechar esta oportunidad con gozosa anticipación. Al escuchar la dirección del Amor con humildad y paciencia encontraremos un uso continuo y más elevado para los talentos que Dios nos ha dado.

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