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[Original en holandés]

Hace más de veinticinco años, tuve una...

Del número de junio de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace más de veinticinco años, tuve una curación instantánea mediante la Ciencia Cristiana, y desde entonces nunca he estado sin esta Ciencia. Todo empezó después de un período de enfermedad grave, que comenzó con poliomielitis y sus efectos, causados por un excesivo esfuerzo de los músculos en mi empeño por caminar de nuevo. A esto le siguió un ataque severo de ciática, para la cual los médicos no pudieron dar ningún alivio, tan sólo me ofrecieron medicamentos para tomar.

Como joven, de veintisiete años de edad, era muy triste pasar casi todo el día en cama, imposibilitado de caminar sin sufrir agudos dolores. Un día mi novia me ofreció un Heraldo de la Ciencia Cristiana, en holandés, que había encontrado en una sala de espera pública. Me sentí maravillado al leer la verdad espiritual acerca del hombre y del universo pues durante años había estado buscando esto. De manera que pedí a mi novia que telefoneara de inmediato a uno de los practicistas cuyos nombres aparecían en ese periódico. Después de dos visitas que hiciera a mi lecho de enfermo el practicista que habíamos llamado, una noche sentí la sorprendente sensación de haber nacido de nuevo espiritualmente. Me sentí libre de todo dolor y malestar.

Apenas pude esperar hasta la mañana para contarles esto a todos. A la madrugada se lo dije a mis padres, y seguidamente caminé hasta la casa de mi novia. Ella y sus padres apenas podían creerlo, cuando me vieron entrar en su casa caminando. Llamé por teléfono al practicista, quien permaneció en silencio por unos momentos y luego dijo: “Demos gracias a Dios por esto”. Desde entonces no he experimentado dificultad física alguna en ese aspecto, y participo en toda clase de deportes.

Poco tiempo después de esta curación me casé con mi novia y criamos a nuestros cuatro hijos en la Ciencia Cristiana, y nos hicimos miembros de La Iglesia Madre y de una Sociedad de la Ciencia Cristiana en Holanda.

Hemos presenciado muchas curaciones en nuestra familia, demasiadas para enumerar. En algunos casos, la curación se produjo mediante nuestras propias oraciones; en otros, pedimos ayuda a practicistas. Lo más importante es que la Ciencia nos guía en nuestro pensamiento y en nuestro vivir. Nos demuestra cómo hacer las cosas que tenemos que hacer, en caso de afrontar severas pruebas. En la página 41 del libro de texto, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy habla de gozos y triunfos y también de lo que aparecen como pruebas y aflicciones. Ella dice: “Como nuestro Maestro, tenemos que alejarnos del sentido material para entrar en el sentido espiritual del ser”. Esta declaración nos ha ayudado mucho.

Una de nuestras grandes experiencias recientes fue tomar instrucción en clase. Hallamos grandes bendiciones en esto. Estoy muy agradecido por todo lo que la Ciencia hace por nosotros día a día, por los practicistas, y sobre todo, por el espíritu del Cristo, claramente demostrado a nosotros en las obras de la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, la Sra. Eddy.


Soy la novia a que se hace referencia en el testimonio, y me regocijo en haber presenciado la curación del que es ahora mi esposo. Estoy muy agradecida por ésta y por las muchas curaciones que hemos tenido en nuestra familia. También estoy muy agradecida por la ayuda bondadosa y eficaz dada por dedicados practicistas, por ser miembro de La Iglesia Madre y de una Sociedad de la Ciencia Cristiana, y especialmente por haber tomado instrucción en clase.

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