—¿Es usted cristiano?
— Sí, ¡por supuesto!
— Ah, entonces usted emula a Jesús.
—¿Yo? ¿Quién se cree usted que soy? Si usted hubiese sido la segunda persona en esta conversación, ¿habría también expresado desazón y sorpresa? Sin embargo, ¡emularlo es el desafío que Jesús mismo hace a todos sus seguidores! Y es un desafío que la Ciencia Cristiana reitera a todos los que se consideran cristianos.
Después que la Sra. Eddy descubrió la Ciencia Cristiana, vio claramente que el emular a Jesús siguiendo verdaderamente sus enseñanzas y sanando como él lo hacía, es un requisito para ser cristiano. En Ciencia y Salud ella nos enfrenta con esta pregunta: “¿Cuándo aprenderán los que pretenden ser seguidores de Jesús a seguir sus huellas en todo y a imitar sus obras poderosas?”Ciencia y Salud, pág. 37; También en un mensaje que dirigió a Científicos Cristianos que se reunían en Concord, New Hampshire, escribió muy claramente sobre esto diciendo: “La cristiandad es el llamado que hace el Amor divino al hombre para que sea semejante a Cristo — para que emule las palabras y obras de nuestro gran Maestro”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 148;
¿Parece esto una exigencia demasiado grande? ¿Sugieren las anteriores enseñanzas basadas en la teología escolástica que tal ambición es bastante presuntuosa? ¿Cómo nos atrevemos a tan siquiera pensar de esa manera?
Evidentemente, tal actitud resulta de un falso concepto acerca de Jesús, de la creencia de que Dios confirió a Jesús algún poder especial, sobrenatural, que Él, Dios, no confiere al resto de nosotros. Pero un estudio cuidadoso de la vida y de las obras de Jesús nos muestra la naturaleza impersonal del poder y autoridad que Dios otorgó a Jesús. Y Jesús utilizó este poder cuidadosa y sabiamente para mostrarnos que nosotros también — cada uno de nosotros — podemos entenderlo y utilizarlo en nuestras actividades diarias.
En otras palabras, Dios nos muestra, mediante Cristo Jesús, exactamente lo que Él espera de cada uno de nosotros como Sus hijos e hijas. Sobre esta base podemos aceptar el llamado hecho por Jesús mismo a emularlo. Ésta es la manera en que él lo planteó: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”. Juan 14:12;
Debemos protegernos de la creencia de que el emular a Jesús es el resultado de la voluntad humana determinada o que es una proeza intelectual. Muy por el contrario. Seguir a Jesús requiere silenciar la voluntad humana y alejarse del concepto de que es un triunfo personal. Seguirlo realmente, es una actividad espiritual. Jesús dijo que ello provenía de creer en él. En otras palabras, nuestro discipulado es el resultado inevitable de comprenderlo espiritualmente y comprender sus enseñanzas.
¿Cómo obtenemos esta comprensión? Mediante una investigación incesante de las Escrituras. La Ciencia Cristiana nos ayuda en esta investigación que nos lleva a lograr el significado espiritual más profundo de lo que Jesús hizo y enseñó. Entonces el Cristo, la verdadera idea de Dios, viene a nuestra consciencia. A medida que el Cristo, la Verdad, ilumina nuestro pensamiento y anima nuestra vida, nuestras palabras y obras comienzan a expresar en cierta medida el poder y la autoridad demostrados por el Maestro. Paso a paso encontramos que el emular a Jesús nos es tan natural como le es a un niño el aprender a hablar.
De ninguna manera significa esto que pretendemos ser iguales o superiores a Jesús, o que consideramos que cualquier otra persona es igual a él. En realidad, la actividad involucrada en emularlo es de por sí evidencia de que nos estamos esforzando por ser dignos seguidores de aquel que consideramos ser el cristiano por excelencia. Cuanto más se acerca nuestra vida al nivel de su palabra y obras, tanto mayor es nuestra necesidad de reconocer que él es por siempre el Maestro y Mostrador del camino. Nosotros somos seguidores.
Quizás Jesús se haya referido precisamente a esto cuando dijo: “El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro”. Lucas 6:40; Por lo tanto, emularlo es el desafío que Jesús mismo hace a todos los que aceptan el nombre de “cristianos”.
Nadie, desde los primeros días de la era cristiana ha aceptado el desafío de Jesús tan completamente como la Sra. Eddy. A través de toda su vida, la Sra. Eddy permaneció a los pies de este gran Maestro como una devota buscadora. Fue mediante su constante estudio de las Escrituras, especialmente de la vida de Jesús según los Evangelios, que pudo discernir el significado espiritual de sus enseñanzas y la importancia práctica que éstas tienen para toda la humanidad en todas las épocas y condiciones. Lo que el Cristo, la Verdad, le reveló, ella lo ha dado al mundo en Ciencia y Salud. De sus escritos se desprende que ella esperaba que sus seguidores comprendieran a Jesús, lo amaran, y emularan su ejemplo, como ella lo hizo.
Alguien que conoció a la Sra. Eddy hizo esta observación: “Nos habló con profunda reverencia y comprensión de Cristo Jesús, el
Mostrador del camino, y señaló la necesidad vital de seguirlo”.We Knew Mary Baker Eddy, Primera Serie (Boston: La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana, 1943), pág. 81.
