Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Cubierto “con sus plumas”

Del número de julio de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una pluma es tan liviana que la más leve brisa puede hacerla volar; sin embargo, en la Biblia las plumas simbolizan la protección invencible contra los peligros materiales más amenazadores. Dice el Salmista: “El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro”. Salmo 91:3, 4;

Quien lee la Biblia y trata de entender su mensaje en su sentido literal bien puede preguntarse cómo las plumas pueden proveer, como se afirma, una defensa segura contra la fuerza física. Pero quien busca el significado espiritual de las Escrituras y entiende en cierta medida al Cristo, la idea espiritual de Dios, se dará cuenta de que en este salmo las plumas simbolizan cualidades deíficas. Muestran al lector las tiernas y vigorosas cualidades del Amor infinito y las ideas buenas y verdaderas provenientes del Principio divino. Estas cualidades e ideas espirituales, al reflejarse en el pensamiento humano, no sólo consuelan sino que garantizan seguridad para el individuo en cuya consciencia se manifiestan.

Las cualidades de Dios, el Amor — ternura, bondad, verdad, paz, obediencia e inteligencia — dan salud. Traen a la consciencia humana una influencia sanadora que disipa las sombras de discordancia y peligro, elimina la tensión y disuelve los gérmenes malignos de la enfermedad. Las ideas de Dios — de Su solicitud y protección omnipotentes — eliminan pensamientos sobre el mal y los peligros resultantes. Traen a la consciencia individual el poder de Dios, que es una “coraza de justicia” y un “escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”. Efes. 6:14, 16; Quien refleja estas cualidades e ideas se sentirá seguro.

La Ciencia Cristiana demuestra que este poder espiritual para mantenernos seguros, se encuentra muy cerca — tan cerca de nosotros como nuestro propio pensamiento. Quien acepta en su consciencia la idea del consuelo siempre presente de Dios y refleja Sus cualidades y confía en Él, no temerá y permanecerá imperturbable ante amenazas de peligro mortal. Estará sereno, como quien se encuentra seguro bajo el cuidado acogedor del Padre, cubierto “con sus plumas”.

En su obra Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos), la Sra. Eddy asocia la metáfora de las plumas de Dios con otro pintoresco y significativo símbolo bíblico — la roca. Dice: “Estas dos palabras de las Escrituras sugieren los más dulces símiles que puedan encontrarse en lengua alguna —roca y plumas.. . Qué bendición es pensar que estáis ‘bajo la sombra de gran peñasco en tierra calurosa’; a salvo en Su poder edificando sobre Sus cimientos, y protegidos contra el devorador mediante la protección y el afecto divinos”.Mis., pág. 263;

La protección que Dios extiende sobre Sus hijos no es un don especial para algunos y no para otros. Todos pueden además de ayudarse a sí mismos, ayudar a sus familias, amigos y vecinos comprendiendo que están bajo la sabia dirección del Todopoderoso Padre-Madre Dios. La ternura, el consuelo, la solicitud protectora y la amante seguridad que siente el polluelo en el nido bajo las suaves y abrigadoras plumas de sus solícitos padres, pueden ser igualmente reales y concretos para nuestros propios hijos cuando descansan en sus cunas o van en bicicleta al colegio. Estas cualidades de pensamiento son impersonales y están tan universalmente presentes como Dios mismo, el Espíritu infinito.

Ya sean nuestros hijos pequeños o estudiantes universitarios, dondequiera que estén, cerca o lejos de nosotros, podemos pensar que están “protegidos contra el devorador mediante la protección y el afecto divinos”. Podemos saber que como linaje de Dios, como hijos del único Creador infinito, ellos reflejan las cualidades y las ideas de Dios tan ciertamente como nosotros mismos. Podemos estar seguros de que Dios perpetuamente está enviando Sus pensamientos de paz y protección a todas Sus ideas y que ellas los están reflejando. Una vez Cristo Jesús dijo a sus discípulos refiriéndose a los niños: “Os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos”. Mateo 18:10; Aunque nos equivoquemos, la guía y protección de los ángeles están siempre presentes con todos nosotros para corregir nuestros pasos en cualquier edad.

Estos ángeles son pensamientos espiritualmente elevados. La Sra. Eddy los describe así: “Cuando nos visitan los ángeles, no oímos el ruido apacible de alas, ni sentimos el suave toque del emplumado pecho de una paloma; pero reconocemos su presencia por el amor que despiertan en nuestros corazones”.Mis., pág. 306;

Este amor que los ángeles crean no es meramente afecto por otra persona como los mortales se aman unos a otros. Ese amor humano se suele expresar con mucha frecuencia en temor por la seguridad de quienes son objeto de nuestro afecto. Los pensamientos angelicales son emanaciones del Principio divino. Son los pensamientos de Dios que despiertan en nosotros una convicción tal del poder del infinito Padre-Madre para cuidar de nosotros y de quienes amamos que el temor por su bienestar se desvanece. Estos pensamientos iluminan la consciencia con la percepción del bien omnipresente, de modo que sabemos que todos somos guiados por la Mente y gobernados por el Principio y que perpetuamente estamos identificados con la Vida. Tener esa confianza en Dios y sentir esa obediencia a Él es habitar “al abrigo del Altísimo”. Salmo 91:1. Ninguna sugestión del mal puede entrar allí. Ningún pensamiento de peligro se puede afirmar para luego manifestarse en una condición o hecho perjudiciales.

Dios es, verdaderamente, un poderoso libertador. Podemos confiar en Él y saber que nosotros y nuestros seres queridos estamos siempre a salvo bajo la sombra de Su cuidado.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 1976

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.